20 personas, desalojadas de sus casas tras un ataque de encapuchados en San Sebastián

"El susto no nos los quita nadie. Es la segunda vez en un año que queman la sucursal. No se cómo no cogen a esos chavales para que escarmienten para siempre", clama Amparo Iñigo. La mujer, de 90 años, vive en el inmueble del barrio donostiarra de Loiola incendiado ayer a consecuencia del sabotaje perpetrado por un grupo de e una oficina de Caja Laboral. Otra vecina , E.L.P., de años, fue hospitalizada por lnhalación ,de humo, y una veintena de personas fueron desalojadas y trasladadas a la Casa de Cultura.

El sabotaje contra la sucursal de la Caja Laboral de la calle de Aralar, -en San ...

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"El susto no nos los quita nadie. Es la segunda vez en un año que queman la sucursal. No se cómo no cogen a esos chavales para que escarmienten para siempre", clama Amparo Iñigo. La mujer, de 90 años, vive en el inmueble del barrio donostiarra de Loiola incendiado ayer a consecuencia del sabotaje perpetrado por un grupo de e una oficina de Caja Laboral. Otra vecina , E.L.P., de años, fue hospitalizada por lnhalación ,de humo, y una veintena de personas fueron desalojadas y trasladadas a la Casa de Cultura.

El sabotaje contra la sucursal de la Caja Laboral de la calle de Aralar, -en San Sebastián, se produjo a las 2.30 horas de ayer. Tres encapuchados rociaron la zona de cajeros automáticos con líquido inflamable, que después prendieron fuego con un cartucho pirotécnico, según informó la Ertzaintza. Las llamas se extendieron al interior de la oficina y al primer piso, causando cuantiosos daños en la sucursal, las viviendas y tres automóviles. Los bomberos sofocaron el incendio una hora después. Sin embargo, las cristaleras de la oficina estallaron a las 6.25, se reavivó el fuego y las llamas alcanzaron a los pisos superiores.

Los bomberos de San Sebastián sospechan que el fuego pudo reactivarse a partir de algún foco localizado entre la decoración y el techo de la oficina, donde suele acumularse mucho oxígeno. Los vecinos del inmueble, la mayoría de ellos ancianos, tuvieron que ser desalojados dos veces: la primera al producirse el sabotaje y la segunda al reavivarse el fuego. No pudieron regresar a sus casas hasta primeras horas de la mañana de ayer. "La primera media hora la hemos pasado mal, estaba lloviendo y no había ningún bar donde poder refugiarnos. Cuando han llegado los bomberos nos han trasladado hasta la Casa de Cultura y allí pasamos la noche", recordaba Amparo Iñigo.

Niños y ancianas

Otra vecina dijo que a los autores del sabotaje "deberían ponerles en el centro del fuego a ver si disfrutaban; todos somos gente pobre y parece que les gusta fastidiarnos". En el inmueble habitan una decena de niños, dos nonagenarias y- dos octogenarias.Por otro lado los vecinos de tres edificios de Durango (Vizcaya) tuvieron que ser desalojados la noche del pasado viernes debido al humo que se formó por el incendio que provocaron media docena de saboteadores al lanzar varios artefactos contra la sucursal de la Caixa en esa localidad. Los atacantes rompieron con una maceta una de las lunas de la oficina bancaria y lanzaron dentro seis cócteles mólotov. Las llamas alcanzaron también a una tintorería y una tienda de deportes. Los vecinos regresaron a sus casas 12 horas después. En el apeadero de tren de Euba, otros saboteadores usaron un palo de madera para encaramarse a una ventanilla del local y arrojar un cóctel mólotov. El cuarto, en el que había equipamiento técnico, resultó destruido. Los daños han sido estimados en unos 35 millones de pesetas.

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