Mubarak destituye fulminantemente a su ministro del Interior

"Usted ha fracasado, quédese quieto y váyase a El Cairo". El presidente de la República de Egipto, Hosni Mubarak, despidió ayer con estas enérgicas frases a su poderosísimo ministro del Interior, el general Hasan el Alfi, de 64 años, a quien responsabilizó de la falta de seguridad en la zona turística de Luxor.

Mubarak dirigió estos improperios contra su ministro del Interior a primera hora de la mañana, en público, cuando acudió acompañado de varios ministros al escenario del crimen para conocer personalmente la versión de lo sucedido. Así supo que se habían cometido importantes fa...

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"Usted ha fracasado, quédese quieto y váyase a El Cairo". El presidente de la República de Egipto, Hosni Mubarak, despidió ayer con estas enérgicas frases a su poderosísimo ministro del Interior, el general Hasan el Alfi, de 64 años, a quien responsabilizó de la falta de seguridad en la zona turística de Luxor.

Mubarak dirigió estos improperios contra su ministro del Interior a primera hora de la mañana, en público, cuando acudió acompañado de varios ministros al escenario del crimen para conocer personalmente la versión de lo sucedido. Así supo que se habían cometido importantes fallos en el control del recinto, lo que posibilitó la entrada de los asaltantes y la perpetración de la matanza. Más aún, allí Mubarak conoció que las fuerzas de seguridad tardaron casi dos horas en llegar al lugar de los hechos.

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"¿Es que nadie estaba aquí en el momento del atentado? ¿Es que no había ningún policía? ¿Esto es una broma?", continuaba interrogándose y quejándose el presidente de la República a voz en grito, ante un séquito atónito entre quienes se encontraban diversos periodistas de la prensa internacional. Las palabras de Hosni Mubarak eran como un presagio de lo que sucedería horas más tarde; la destitución fulminante del ministro de Interior, vestido oficialmente como una dimisión.

Segundo triunfo islamista

Los islamistas consiguieron ayer con ese cese un segundo triunfo después de la matanza de Luxor. El hasta ayer ministro de Interior, el general Hasan el Alfi, formado en las universidades de Hong Kong, Nueva York y París, casado y padre de dos hijos varones y una hija, se había convertido desde hace varios meses en una de las figuras más impopulares del régimen: se le imputa la guerra sucia contra los islamistas, pero además se le acusa de numerosos fraudes.Las denuncias contra el titular de Interior ayer destituido habían partido de la misma prensa islamista que pedía incesantemente su cabeza tras demostrar que los constructores inmobiliarios de Alejandría le habían pagado con una villa y diversos apartamentos de lujo inconfesables favores, entre los que se encontraría la concesión ilícita de licencias para obras.

La presunta dimisión del ministro de Interior fue sin duda bien acogida por las organizaciones integristas, especialmente por la Yihad Islámica, que había anunciado horas antes en un comunicado difundido a la prensa estar dispuesta a continuar con los atentados. En este mismo tono se expresaba Vanguardia de la Conquista, la segunda formación integrista más importante de Egipto, que anuncia nuevas oleadas de "violencia para acabar así con un régimen laico y poner en pie un orden islámico". El comunicado finaliza asegurando que "Luxor no será la última" y que "los muyahidin [combatientes] seguirán mientras el Gobierno siga torturando".

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