Editorial:

Promesas de Obiang

TODO ANUNCIO de democratización en Guinea Ecuatorial debe ser bienvenido, pero también acogido con extrema cautela y escepticismo, dados los precedentes de manipulación y mentira del régimen dictatorial de Teodoro Obiang. Los planes anunciados en Bruselas por el presidente ecuatoguineano de elecciones libres en 1998 ganarán credibilidad si son concretados y apoyados en pruebas palpables: por ejemplo, el pleno acceso de la oposición a la televisión, el cese de las mentiras sobre lo ocurrido con la cooperante española expulsada de Malabo y la renuncia de Oblang a exigir a España que entregue al ...

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TODO ANUNCIO de democratización en Guinea Ecuatorial debe ser bienvenido, pero también acogido con extrema cautela y escepticismo, dados los precedentes de manipulación y mentira del régimen dictatorial de Teodoro Obiang. Los planes anunciados en Bruselas por el presidente ecuatoguineano de elecciones libres en 1998 ganarán credibilidad si son concretados y apoyados en pruebas palpables: por ejemplo, el pleno acceso de la oposición a la televisión, el cese de las mentiras sobre lo ocurrido con la cooperante española expulsada de Malabo y la renuncia de Oblang a exigir a España que entregue al opositor Severo Moto. Hasta que Obiang no dé pasos más concretos, hace bien la Unión Europea en no normalizar su cooperación. El 25 de abril pasado, el Gobierno y la oposición suscribieron un pacto político cuya negociación produjo un mejor clima democratizador. Pero desde entonces el proceso se ha estancado. El pacto no se está cumpliendo, y la elaboración del censo electoral -esencial para unas elecciones limpias- se lleva a cabo, sospechosamente, sin la asistencia técnica internacional prevista en aquellos acuerdos.El presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, y el comisario Joáo Pinheiro han recibido a Obiang en Bruselas y acogido positivamente la "lista impresionante" de medidas anunciada por Obiang. Se trata, de momento, de un enunciado de temas sobre democracia y derechos humanos, asistencia técnica o reforma de la Administración, cuyo desarrollo y aplicación pondrán de relieve la sinceridad de sus intenciones democratizadoras.

Por eso, aunque sea positivo que Obiang vuelva a hablar de democracia, la reanudación de la cooperación debe quedar condicionada a temas muy concretos que faciliten unos avances democráticos que la Comisión Europea -que el próximo mes enviará una misión de información a Guinea Ecuatorial- pueda comprobar sobre el terreno. Y por parte de España se impone una clarificación sobre esos supuestos "compromisos" de Aznar a que aludió ayer un Obíang que nunca se ha caracterizado por poner la verdad por delante.

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