El rastro de Gondwana en Galicia y Portugal

Concluye el proyecto geológico de la Unesco, que ha reconstruido el borde norte del paleocontinente

Si un extraterrestre hubiera observado con un poderoso telescopio la Tierra hace 500 millones de años, habría hecho un mapamundi muy diferente del que ahora representa la superficie de nuestro planeta. No habría visto un continente americano unido, con el Pacífico a un lado y el Atlántico a otro, ni África cerrando el Mediterráneo con Europa al norte, ni la Antártida en el casquete polar sur separada del resto de la tierra emergida... Los continentes, con una dinámica inapreciable en la escala humana del tiempo, se desplazan, se rompen, se agrupan, se cierran unos mares, se abren otros... ...

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Si un extraterrestre hubiera observado con un poderoso telescopio la Tierra hace 500 millones de años, habría hecho un mapamundi muy diferente del que ahora representa la superficie de nuestro planeta. No habría visto un continente americano unido, con el Pacífico a un lado y el Atlántico a otro, ni África cerrando el Mediterráneo con Europa al norte, ni la Antártida en el casquete polar sur separada del resto de la tierra emergida... Los continentes, con una dinámica inapreciable en la escala humana del tiempo, se desplazan, se rompen, se agrupan, se cierran unos mares, se abren otros... Un equipo de 24 geólogos del Proyecto 351 de correlación geólogica de la Unesco han recorrido recientemente el Norte de Portugal y Galicia siguiendo el rastro de Gondwana, el gran paleocontinente que habría visto en el hemisferio sur el extraterrestre curioso.Tras cinco años años de trabajo,el Proyecto 351, cuyo objetivo es identificar fragmentos de Gondwana que ahora están desperdigados por todo el mundo, ha concluido. Integrantes del mismo, procedentes de España, Portugal, Argentina, Francia, Bulgaria, Turquía y República Checa, han puesto en común sus conclusiones coincidiendo con las XIII Jornadas de la Sociedad Española de Paleontología organizadas en A Coruña.

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"Éstos son sedimentos marinos de la plataforma de Gondwana", explicaba Juan Carlos Gutiérrez del CSIC, abriendo unas lajas de pizarra en el yacimiento de A Pontenova (Lugo) en las que aparecían fósiles de graptolitos, el residuo mineralizado de unas colonias de organismos minúsculos que vivieron hace 400 millones de años.

Gondwana era un concepto genérico, con unos límites difusos, hace 20 años, recordaba Gilberto Aceñolaza, líder del Proyecto 351. "Poco a poco fuimos -identificando las afinidades geológicas, lo que vemos aquí es lo mismo que veíamos en Argentina, en Marruecos o en Turquía.... la fauna es básicamente la misma; lo que significa que en el pasado estas tierras estuvieron unidas", continúa este catedrático de la Universidad de Tucumán (Argentina). Ahora, gracias al trabajo de varios equipos internacionales, está, a grandes rasgos, definido qué tierras actuales integraban el borde norte y sur del paleocontinente antes -de fracturarse hace 180 millones de años, mientras que todavía hay indeterminaciones en los límites occidental y oriental.

Los geólogos, martillo en mano, se agolpan ante una pared de piedra cortada por las obras de una carretera, aprovechando las condiciones en que la roca ha quedado desnuda de la cubierta vegetal que normalmente la cubre en el paisaje. Acercan sus ojos al talud y pican, arrancan trozos de piedra, sacan la lupa y observan, buscan fósiles e inspeccionan los minerales. Los fósiles (trilobites, bivalvos, braquiópodos, etcétera) son un recurso de inestimable utilidad para correlacionar y datar sedimentos antiguos por distantes que estén ahora, encontrar afinidades e ir montando las piezas del mosaico desperdigado hace millones de años. En cada jornada de esta última excursión de campo del Proyecto 351, los expertos han escudriñado media docena o más de yacimientos en el noroeste peninsular, donde afloran rocas sedimentarias que formaban parte de la plataforma marina del norte de Gondwana. "También la zona centroibérica, que continúa en el macizo armoricano francés, formaba parte del paleoncontinente, es la misma geología", comenta Gutiérrez Marco, organizador de la reunión en colaboración con el equipo de la Universidad de Oporto y del Instituto Geológico e, Mineiro de Portugal (IGM)., Cuando los sedimentos han quedado sepultados bajo gruesas capas de suelo posterior, los geólogos no pueden acceder a ellos.. Otras veces las deformaciones de las rocas enmascaran la información. De ahí la importancia de los afloramientos menos perturbados. Michel Robardet, investigador del CNRS francés en la Universidad de Rennes I, estaba sorprendido por las colonias de graptolitos sinrabdiosomas, con una forma estrellada, que vio en Galicia y que no conocía más que por artículos científicos." La existencia del paleocontinente está aceptada por los geólogos", apuntaba Robardet. "Quedan detalles en discusión, como por ejemplo, si el sur de las islas británicas fueron parte del norte de Gondwana o no".En el proyecto 351 han participado 140 científicos de 20 países. "Hemos obtenido una visión general de cuáles eran las relaciones de segmentos de la plataforma de Gondwana desde Sudamérica hasta la cuenca mediterránea y el centro de Europa", explica Gutiérrez Marco. Pero estos geólogos y paleontólogos ya están pensando en el próximo paso a dar, un nuevo proyecto para "estudiar la dinámica de la fauna en la plataforma continental gondwánica, las rutas migratorias, las corrientes marinas...", explicó Aceñolaza en A Coruña. La temática del Programa de Correlación Geológica es amplísima, abarca desde estudios con repercusiones en prospecciones petroleras y mineras, hasta investigación básica, y pretende sentar las bases de una globalización de la geología.

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