El Ayuntamiento de Palma comprará un cementerio que construyó el alcalde

El Ayuntamiento de Palma de Mallorca ha decidido adquirir por unos 750 millones de pesetas el complejo de edificios y servicios del cementerio privado Bon Sosec (Marratxí), en cuyo capital inicial, promoción y construcción participó el actual alcalde de Palma, Juan Fageda, del Partido Popular (PP), a través de su empresa Edificaciones y Construcciones Domus, que facturó en la obra unos 1.000 millones.

El cementerio privado Bon Sosec ha resultado un fiasco financiero total y llevó al alcalde, Juan Fageda, al fracaso como empresario. La aventura supuso la ruina de su pequeña constructora ...

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El Ayuntamiento de Palma de Mallorca ha decidido adquirir por unos 750 millones de pesetas el complejo de edificios y servicios del cementerio privado Bon Sosec (Marratxí), en cuyo capital inicial, promoción y construcción participó el actual alcalde de Palma, Juan Fageda, del Partido Popular (PP), a través de su empresa Edificaciones y Construcciones Domus, que facturó en la obra unos 1.000 millones.

El cementerio privado Bon Sosec ha resultado un fiasco financiero total y llevó al alcalde, Juan Fageda, al fracaso como empresario. La aventura supuso la ruina de su pequeña constructora y la banca acreedora no pudo ejecutarle una deuda de más de 700 millones de pesetas.Incluso antes de ser estrenado, el camposanto llegó a generar un agujero de 8.000 millones y la sociedad propietaria, Bon Sosec, llegó a pasar por una suspensión de pagos -entre los proveedores que se quedaron sin cobrar estaba Fageda-. La instalación entró en barrena financiera por su gigantismo y la errónea gestión empresarial.

En 1992, el Gobierno balear (PP), presidido entonces por Gabriel Cañellas, otorgó una ayuda al proyecto con una inversión de 425 millones, hoy irrecuperables. Antes de esa inyección de dinero público y de que fuera declarado de interés social, los antiguos propietarios -Jaime Gibert, Pedro Valencia y José Campins- regalaron 14,3 millones a la fundación controlada por Cañellas y beneficiaria, según una reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Baleares, de un cohecho por importe de 50 millones en la construcción del túnel de Sóller.

La empresa de Fageda quedó afectada con la suspensión de pagos de los dueños del cementerio hace más de un año, como acreedora, con casi 1.000 millones pendientes de cobro. Su vinculación a ese negocio fallido se inició mientras era concejal de la oposición, antes de 1993: fue socio minoritario y promotor del camposanto y figuró como accionista su esposa, María Dolores Lara. El político dijo entonces a su mujer que unos amigos le habían hecho "un regalo".

Los promotores del recinto privado, que ahora pasará por decisión del PP a ser gestionado por la empresa funeraria de la ciudad de Palma pese a estar fuera de su término municipal, pretendieron aprovechar la saturación histórica del público. Para evitar complicaciones políticas, urbanísticas y sanitarias tramitaron su construcción en una demarcación controlada entonces por el PSOE.

Fageda levantó los edificios del tanatorio y el memorial de Bon Sosec, el principal activo que adquirirá ahora la empresa funeraria municipal de Palma.

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Los servicios jurídicos del Ayuntamiento no objetan la compra. El PP, en la gestión del nuevo camposanto público, pretende dar entrada también a funerarias privadas en nombre de la "ruptura del monopolio" y en aras a la libre competencia en el sector.

Al ser declarada la suspensión de pagos, Domus, la constructora de Fageda, aparecía como acreedora con cobros pendientes por importe de 987 millones, aunque el informe pericial los rebajó a 511. Así, los bancos que controlaron la solución de la suspensión de pagos no pudieron ejecutar a Domus unos 700 millones. "Yo no tengo nada que ver. Nadie me ha hecho favores", afirmó Fageda en 1996 para subrayar su desvinculación de Domus. Elegido por primera vez alcalde en 1991, Fageda fue administrador único de Domus hasta diciembre de 1994 y propietario mayoritario hasta finales de 1995.

La empresa tenía 10 millones de capital y una plantilla de diez trabajadores. Al vender Fageda sus acciones a su socio minoritario, la firma se desmarcó de las obligaciones bancarias y de la falta de liquidez. Fageda dijo ser víctima de una "batalla política" y de una "guerra de bancos".

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