Castro temió la invasión de Cuba tras el asesinato de Kennedy

El presidente cubano Fidel Castro estuvo realmente "asustado" ante la posibilidad de que Estados Unidos invadiera la isla como represalia por el asesinato de John F. Kennedy. A las pocas horas del magnicidio, en la noche del 22 de noviembre de 1963, ordenó reforzar las posiciones del Ejército en La Habana y en la costa norte de la isla. Así se desprende de un comunicado secreto, hecho público ayer, que envió un agente especial europeo desde Cuba a su cuartel general el 27 de noviembre de 1963. El texto, interceptado por la Agencia Nacional de Seguridad norteamericana (NSA), forma parte del gru...

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El presidente cubano Fidel Castro estuvo realmente "asustado" ante la posibilidad de que Estados Unidos invadiera la isla como represalia por el asesinato de John F. Kennedy. A las pocas horas del magnicidio, en la noche del 22 de noviembre de 1963, ordenó reforzar las posiciones del Ejército en La Habana y en la costa norte de la isla. Así se desprende de un comunicado secreto, hecho público ayer, que envió un agente especial europeo desde Cuba a su cuartel general el 27 de noviembre de 1963. El texto, interceptado por la Agencia Nacional de Seguridad norteamericana (NSA), forma parte del grupo de documentos reservados dados a conocer ahora en Washington.Según el documento, en la noche del asesinato, Castro apareció en televisión "nervioso e intranquilo... para rechazar las acusaciones que estaban proliferando [el intento de Lee Harvey Oswald de obtener un visado para ir a Cuba] y las redirigió para que parecieran obra de los ultrarreaccionarios del Pentágono que querían fanáticamente la guerra contra Cuba y la Unión Soviética".

En 1963, la NSA interceptaba unos mil mensajes diarios. Después del asesinato, intensificó el espionaje en las comunicaciones entre EE UU y Cuba. En 1978, la NSA concluyó que no había pruebas para involucrar a Cuba.

La mayor parte de los 84 documentos de la NSA que ahora han sido sacados a la luz fueron en su momento censurados, entre ellos los que hacían referencia a las reacciones de diferentes líderes mundiales al asesinato del presidente Kennedy. La mayoría de estos líderes se decantaron desde un primer momento por la teoría de que el magnicidio era la obra de un radical fanático más que responder a una conspiración.

Las discusiones sobre si Oswald trabajaba solo o para alguien se ha prolongado hasta el día de hoy, azuzadas por los críticos con la comisión Warren, que se encargó de investigar las circunstancias del asesinato y que llegó a la conclusión de que Oswald actuó sin ayuda.

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