Carles Santos y los secretos de Bach

Con su espectáculo La Pantera imperial, sobre músicas de Bach, Carles Santos, el polifacético músico de Vinaroz, ha puesto en los ojos y los oídos de profanos secretos que no deberían haber sido revelados. Ha divulgado conocimientos, conjuros y fórmulas, de pócimas y elixires de poder incalculable que no deberían haber salido jamás del restringido círculo de los iniciados.¿Sabían, por ejemplo, que Bach, tan serio y pío, es un compositor de unas posibilidades eróticas insospechadas? En La Pantera Imperial Santos demuestra que una composición a dos voces de Bach es como dos cuerpos...

Con su espectáculo La Pantera imperial, sobre músicas de Bach, Carles Santos, el polifacético músico de Vinaroz, ha puesto en los ojos y los oídos de profanos secretos que no deberían haber sido revelados. Ha divulgado conocimientos, conjuros y fórmulas, de pócimas y elixires de poder incalculable que no deberían haber salido jamás del restringido círculo de los iniciados.¿Sabían, por ejemplo, que Bach, tan serio y pío, es un compositor de unas posibilidades eróticas insospechadas? En La Pantera Imperial Santos demuestra que una composición a dos voces de Bach es como dos cuerpos -dos cuerpos había sobre el escenario- que se acarician, se buscan, se enroscan el uno sobre el otro. Bach a veces es una locura, un vértigo enloquecedor, una obsesión que gira sobre sí misma (el clavicémbalo que tocaba Antoni Comas giraba sobre sí mismo impulsado por la música), a veces es una tortura (la actriz sumergía en agua una y otra vez la cabeza de Comas mientras éste, en los pequeños intervalos que le dejaban para respirar, tarareaba temas).

Adicción a Bach

Bach crea adicción, las sobredosis pueden ser fatales y dejan al afectado en un lamentable estado de chaladura irrecuperable. Santos debería haber avisado de esto antes de airear alegremente los secretos de Bach.Santos no se detiene en Bach sino que clava su aguijón en su percepción actual, en cómo, por ejemplo, el peso de la tradición y la responsabilidad de interpretar al gran Bach aplasta, y bloquea al intérprete. Olvido Lanza, con un gran busto de Bach a sus espaldas, atravesó penosamente el escenario tocando el violín.

Bach es también, ¿por qué no?, una carrera loca y disparatada. Santos e Inés Borrás se enzarzaron en una carrera para ver quién acababa antes de tocar la pieza. Bach puede ser vivido como un zapateado y hubo hermoso zapateado general de toda la compañía. Sobre Bach hay mucha verborrea y una pesadísima verborrea delirante sobre la familia Bach nos cayó encima.

En La Pantera Imperial, un espectáculo muy trabajado y pensado, bien articulado y fluido, bien interpretado por profesionales, Carles Santos, un artista muy serio que conoce en profundidad a Bach, que ha vivido con él relaciones de amor y odio, de rabia y admiración, que ha enloquecido con él casi tanto como ha gozado, muestra el resultado de una vida de relación con este compositor.