Retrato del 'conseguidor'

Si los sospechosos realmente han estafado a una treintena de comerciantes de la Estación Sur de Autobuses prometiéndoles locales gracias a sus manejos en la Comunidad, y en el Ayuntamiento, ingresarán en la lista de los conseguidores madrileños. Se entiende por conseguidor la persona que, debido a sus influencias en las administraciones públicas -sobre todo en el Ayuntamiento-, y a cambio de dinero, puede lograr un trato de favor para un negocio.El conseguidor es capaz de acelerar una licencia de apertura de un bar; u obtener el permiso necesario para poner en marcha un re...

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Si los sospechosos realmente han estafado a una treintena de comerciantes de la Estación Sur de Autobuses prometiéndoles locales gracias a sus manejos en la Comunidad, y en el Ayuntamiento, ingresarán en la lista de los conseguidores madrileños. Se entiende por conseguidor la persona que, debido a sus influencias en las administraciones públicas -sobre todo en el Ayuntamiento-, y a cambio de dinero, puede lograr un trato de favor para un negocio.El conseguidor es capaz de acelerar una licencia de apertura de un bar; u obtener el permiso necesario para poner en marcha un restaurante aunque no todo esté en orden; un conseguidor también evita que los inspectores municipales visiten un local que no cuenta con todos los papeles; o hace pasar por buenos ante la administración planos falsos de un negocio sin las obligatorias salidas de emergencia; o esconde o hace esconder un expediente incompleto para que nadie lo revise.

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Al conseguidor, que generalmente es o ha sido funcionario, le avala siempre ante su clientela el hecho de conocer los entresijos de los departamentos donde se fraguan las denuncias o las licencias. O de conocer bien a quien los conoce.

Uno de los casos más recientes de denuncias de empresarios a presuntos conseguidores ocurrió en junio del año pasado: Francisco Herrero, el dueño de la sauna gay Paraíso, en el distrito de Centro, sostuvo ante la policía y el juez que dos funcionarios, uno de Gerencia de Urbanismo y otro de la junta de Moncloa, le habían pedido un millón y medio de pesetas para obtener la licencia de funcionamiento de su local.

Y más: que como no había accedido, la policía había ido a su sauna y se la había precintado. El caso llegó a los tribunales y reunió a otro funionario más de la junta de Centro, acusado también de pertenecer a la trama, a un ingeniero en paro que, presuntamente, era el encargado de elaborar los planos falsos de la red, y a los dueños de una empresa que para Herrero había pagado al grupo para pasar por legal un inmueble ilegal.

Los funcionarios fueron expedientados y dos meses después, Herrero abrió su sauna.

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Ayer, la policía, en su información, considera que este método de la influencia en las concesiones administrativas tiene "origen en una cultura por la que se piensa que para la obtención de las mismas hay que entregar dinero al margen de lo establecido oficialmente, lo que aprovechan personas sin escrúpulos para la comisión de este tipo de delitos".

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