Crítica:CLÁSICA

El renacimiento del contrabajo

El gran espectáculo: escuchar al contrabajista Ludwig Streicher y a sus discípulos: el tanta veces denominado "Paganini del contrabajo" es vienés y su calidad humana adopta siempre un talante optimista y bienhumorado. Sabe todo lo que pueda saberse del gran instrumento de arco y lo transmite sin aire profesoral, como si estuviera en charla animada con unos amigos: los que más quiere, esparcidos por el mundo entero, sus alumnos. Puede ser una muchacha española de 11 años como Priscila Vela, un joven británico que interpreta a Schumann o un español, Santiago Serrate, que se atreve con las cancio...

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El gran espectáculo: escuchar al contrabajista Ludwig Streicher y a sus discípulos: el tanta veces denominado "Paganini del contrabajo" es vienés y su calidad humana adopta siempre un talante optimista y bienhumorado. Sabe todo lo que pueda saberse del gran instrumento de arco y lo transmite sin aire profesoral, como si estuviera en charla animada con unos amigos: los que más quiere, esparcidos por el mundo entero, sus alumnos. Puede ser una muchacha española de 11 años como Priscila Vela, un joven británico que interpreta a Schumann o un español, Santiago Serrate, que se atreve con las canciones de Falla que él mismo ha transcrito, incluso con el Polo que don Manuel no quiso figurara en las adaptaciones para violín y violonchelo de Kochanski o Marechal, respectivamente. Pero Streicher y cuantos le siguen hacen cantar al contrabajo "in modo lírico" o, como en este caso, a la manera jonda.Junto a las transcripciones escuchamos obras originales para el instrumento de Bottessini y Kussevistzky. Posee el contrabajo cierto atractivo singular que tentó a grandes figuras de la música que no fueron estrictamente contrabajistas pero que gustaron de practicar ellos mismos el sonido grave, consistente y un tanto rebelde del instrumento base de las cuerdas. Por ejemplo, con el citado Kussevistzky, el actual Zubin Mehta. Entre los españoles, tocaron el contrabajo el compositor Mateo Ferrer, el guitarrista Fernando Sors y los autores lírico-dramáticos Nicolás Manent y Joaquín Gaztambide.

No hay posibilidad de orquesta sin el sostén de una buena cuerda de contrabajos y por ello las lecciones ejemplares deStreicher en la escuela y los cursos Reina Sofía están haciendo mucho bien y ahí está Antonio García Araque, hoy asistente de Streicher en su cátedra, para demostrarlo. Reanudamos de esta manera la historia que trazaran brillantemente Sebastián Ruiz Pardo, Juan Verdeguer, José Venancio López, Juan José Torres, Emilio Martínez Lluna o los Sagastizábal. En los ejercicios cara al público que tanto interés despiertan, Streicher coronó las actuaciones de sus discípulos con varias obras de conjunto: Música acuática, de Haendel, El canto de los pájaros y el recitativo del último movimiento de la Novena sinfonía de Beethoven tocado por 14 jóvenes contrabajistas. Excelente el pianista dé la cátedra, Ángel Gago, por sonido, técnica y musicalidad.

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