46º FESTIVAL DE GRANADA

Tres grandes de Cataluña

La noticia es ésta: el jueves y viernes el festival granadino ha vivido dos jornadas de primera categoría mundial, como comprobaron cuántos asistieron a la actuación del dúo Claret-Colom y al estreno del cuartero de Guinjoan por la formación de Cristofori. El violonchelista andorrano y Lluis Claret y el pianista barcelonés Josep Colom protagonizaron el homenaje a Gaspar Cassadó, nacido hace 100 años, y lo hicieron desde la continuidad del arte de Cassadó y de su maestro, Casals.Los dos consumados concertistas saben unificar su voluntad de estilo y calibrar su sonido para depararnos versiones m...

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La noticia es ésta: el jueves y viernes el festival granadino ha vivido dos jornadas de primera categoría mundial, como comprobaron cuántos asistieron a la actuación del dúo Claret-Colom y al estreno del cuartero de Guinjoan por la formación de Cristofori. El violonchelista andorrano y Lluis Claret y el pianista barcelonés Josep Colom protagonizaron el homenaje a Gaspar Cassadó, nacido hace 100 años, y lo hicieron desde la continuidad del arte de Cassadó y de su maestro, Casals.Los dos consumados concertistas saben unificar su voluntad de estilo y calibrar su sonido para depararnos versiones magistrales, de una hermosura excepcional y una nobleza capaz de sentar cátedra. En su programa los "puntos de encuentro," que presiden el 46º festival llegaron a la selección de algunas obras interpretadas por Cassadó en el mismo patio de los Arrayanes el año 1964 en compañía de la pianista Chieko Hara: Variaciones-Mozart, de Beethoven, Sonata en fa, de Strauss y Pieza de fantasía opus 73 de Schumann, a las que sumaron la espléndida Arpeggione, de Schubert y el españolismo sin trampa del propio Cassadó en Requiebros, un tanto granadesco como el título. El triunfo alcanzó niveles fuera de serie, las propinas menudearon y la noche quedará en nuestra memoria como persisten las que Cassadó nos diera con su arte humano y efusivo.

Cambio de escenario

Cambio de escenario: el viernes, en el gran patio del Hospital Real, el cuarteto con piano Cristofori (antes Italian Piano Quartet) nos desveló un par de inéditos juveniles de Strauss, fechados en 1893: Canciones de amor y Danza árabe y a continuación el nuevo trabajo de Joan Guijoan sobre el atractivo material Self-paráfrasis, que ha sido escrito por encargo del festival y de la fundación Loewe. Dice el pianista Cechetti que se trata de una de las mejores consecuciones para cuarteto de la música contemporánea y así lo hemos entendidos todos. Aceptado el punto de partida, Guinjoan accede a una creación importante, ele vada y personalísima en laque las perfecciones más sutiles se alían con la más intensa belleza en una música bidimensional por su potencia interior y su fuerza comunicativa, de una emoción muy profunda, arrancada por el compositor con sorprendente lucidez, del hondón de su alma, Desde su lenguaje actual, hecho expresión individual, Guinjoan impuso un silencio expectante y casi audible. El compositor Guinjoan recogió larguísimas ovaciones. La versión de los instrumentistas italianos (Riccardo ,Cechetti, piano, Corrado Bolsi, violín, Luigi de Filippi, viola y Sandro Meo, chelo) fue admirable, tanto como las del Cuarteto en sol menor de Bocherini y el En sol menor, de Brahms. Es muy raro constatar un sonido cuartetístico, con la mistura del piano junto a los arcos, tan coherente y poético. Ponga el lector todas las estrellas que quiera a los nombres de estos artistas. singulares.

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