Editorial:

Más allá del euro

LOS INFORMES del gobernador del Banco de España, al consejo de la institución suelen incorporar mensajes valiosos y realistas sobre la situación de la economía, y aportan valoraciones inestimables que van más allá de la banal calificación de las cifras macroeconómicas como buenas o malas. El último, divulgado ayer, tampoco ha defraudado. El análisis de Rojo reconoce que se han producido avances muy importantes en el ámbito de la estabilidad económica, pero insiste en que ahora debe plantearse un objetivo más ambicioso: mejorar la competitividad de la economía española, de forma que participe e...

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LOS INFORMES del gobernador del Banco de España, al consejo de la institución suelen incorporar mensajes valiosos y realistas sobre la situación de la economía, y aportan valoraciones inestimables que van más allá de la banal calificación de las cifras macroeconómicas como buenas o malas. El último, divulgado ayer, tampoco ha defraudado. El análisis de Rojo reconoce que se han producido avances muy importantes en el ámbito de la estabilidad económica, pero insiste en que ahora debe plantearse un objetivo más ambicioso: mejorar la competitividad de la economía española, de forma que participe en la unión económica y monetaria -algo que Rojo da casi por hecho- en buenas condiciones, y no a riesgo de sufrir un trauma por soportar costes excesivos en relación con los demás socios. Rojo ha dado un paso más allá de la convergencia nominal, apoyado además por el hecho de qué la economia española, como demuestran las cifras de Contabilidad Nacional, puele crecer este año a tasas del 3%, con aumentos importantes del consumo.El Banco de España está ahora más preocupado por la integración económica que por la fase de convergencia. Así lo demuestra esta afirmación del gobernador: "El problema del desempleo es el mejor indicador (le que el cumplimiento de los criterios de Maastricht no puede considerarse el objetivo final". Es verdad que esta nueva perspectiva queda prudentemente matizada después, cuando rechaza la aplicación de políticas de expansión monetaria o presupuestaria, y afirma que laspolíticas econónonúcas de estabilidad y flexibilidad laboral son compatibles con la creación de empleo. Pero el cambio de perspectiva ya está consignado.

Las inquietudes por el desempleo, por la competitividad y por la adaptación a las nuevas condiciones de una Europa integrada confluyen en los salarios. Cuando Rojo reitera que debe haber moderación salarial expresa el temor de que si España entra en la UEM con aumentos salariales entre el 3% y el 4% lo pague en forma de recesión económica. Es posible que ese temor sea excesivo -buena parte del desfase de las subidas salariales es atribuible al descenso rapidísimo de la inflación-, pero lo cierto es que el acompasamiento de salanos y precios todavía está por producirse.

Las consideraciones que el gobernador hace sobre la adaptación de las entidades financieras a la integración en la UEM son también de gran significación. La intensificación de la competencia que el euro va a traer consigo aconseja que éstas revisen a fondo sus técnicas de gestión y sus sistemas de control de riesgos. De ello dependerá que no vuelvan a ser los contribuyentes los que soporten las dificultades de adaptación. Rojo ha advertido, en la apertura de la Asamblea de la Confederación Española de las Cajas de Ahorro, que esa adaptación no debe demorarse, y ha reconocido el buen comportamiento de las cajas en los últimos años. Una advertencia que debería extenderse al riesgo de introducir inestabilidad política en los órganos de gobierno de las cajas, a la vista de las pretensiones de algunos Gobiernos regionales. También en este punto las cautelas de Rojo son pertinentes.

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