"Sargento, voy a comer una tortilla al pantano. ¿Da usted su permiso?"

Inquietud entre los docentes de Cáceres tras las llamadas y visitas de los guardias

"Me dan ganas", decía ayer con sorna el director de un colegio público de Cáceres sondeado por la Guardia Civil, "de telefonear al cuartelillo y decirle al mismo que me llamó la semana pasada: mi sargento, mañana me voy a comer una tortilla al pantano. ¿Da usted su permiso?". Extrañeza e inquietud, nada más. Pero nada menos.Nadie sabe por qué los agentes de la Guardia Civil querían saber cuántos profesores de la provincia tenían previsto acudir a la manifestación en favor de la enseñanza pública y contra la política educativa del Gobierno convocada en Madrid (se celebró sin el menor incidente ...

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"Me dan ganas", decía ayer con sorna el director de un colegio público de Cáceres sondeado por la Guardia Civil, "de telefonear al cuartelillo y decirle al mismo que me llamó la semana pasada: mi sargento, mañana me voy a comer una tortilla al pantano. ¿Da usted su permiso?". Extrañeza e inquietud, nada más. Pero nada menos.Nadie sabe por qué los agentes de la Guardia Civil querían saber cuántos profesores de la provincia tenían previsto acudir a la manifestación en favor de la enseñanza pública y contra la política educativa del Gobierno convocada en Madrid (se celebró sin el menor incidente el pasado día 17 con asistencia de 50.000 personas).

Lo explica el director de un colegio público de la comarca de la Vera (ningún profesor quiso ayer que se citara su nombre, aunque ninguno supo explicar muy bien por qué). "El viernes, antes de la manifestación, me llamó por teléfono una persona que decía ser sargento de la Guardia Civil de Villanueva de la Vera y me preguntó que cuántos profesores íbamos a ir a Madrid", recuerda el director. "Yo le respondí que ninguno. Nada más colgar, no di importancia a la llamada. Porque aquí, cuando hay huelga, suelen llamar, preguntándonos por la incidencia que creemos que va a tener, si vamos a hacer manifestaciones y esas cosas". "Pero el otro día", añade la misma persona, "empecé a hacerme preguntas y a intranquilizarme. No es lo mismo un día de huelga, que es un día laborable convertido en jornada de protesta, que un sábado o un domingo; un día de fiesta lo empleas como te dé la gana" Da marcha se celebró en sábado].

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Sólo al rato de colgar, el director del colegio se arrepintió de no haber preguntado al guardia para qué quería esa información. "¿O es qué a partir de ahora van a preguntar a todos los trabajadores si van a ir a la manifestación del primero de mayo?", reflexionaba.

Este diario comprobó ayer que la Guardia Civil indagó sobre las intenciones de los maestros en los colegios e institutos de al menos nueve localidades cacereñas: Hoyo, Miajadas, Coria, Casas, Serradillas, Jaraíz de la Vera, Galisteo y Losar de la Vera.

En la mayoría de las ocasiones, la consulta fue telefónica y realizada por alguien que se identificaba como sargento. En otras, agentes uniformados realizaron a los colegios visitas breves. Uno de los profesores afectados declaró ayer "Sólo ver un guardia civil en una escuela me parece intimidatorio, y creo que es lo que buscaban: que nos sintiéramos vigilados, un tanto clandestinos".

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El secretario regional de la Federación de Enseñanza de CC OO, José María Rosado, comparte esa teoría: "Es inadmisible la sola presencia de la Guardia Civil en la actividad escolar. Nos da miedo que esto, más que una anécdota, sea un precedente".

Fuentes de la Dirección General de la Guardia Civil calificaban de "absurda" la polémica. "¿A quién se le puede pasar por la cabeza que, teniendo el magnífico Servicio de Información que tenemos, vayamos a tratar de hacer espionaje enviando a las escuelas a guardias civiles uniformados?", se quejaba un colaborador de Santiago López Valdivielso, director del instituto armado.

Sindicatos, partidos y otras organizaciones denunciantes del caso fueron ayer incapaces de aportar datos concretos sobre dónde se habían producido las visitas de los agentes.

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