Portugal se desvincula del Sur en su carrera hacia el euro

El Gobierno portugués no quiere vincular su previsible entrada en la moneda única europea en 1999 con el proceso de los países del Sur, y en especial con España. A pesar de que nadie maneja la hipótesis de que el escudo ingrese en el euro sin la peseta, la diplomacia de Lisboa cree que el cumplimiento de los criterios de Maastricht, que defiende Alemania, le permitirá alcanzar el primer núcleo de la moneda europea, independientemente de España e Italia.El Ejecutivo luso defiende así sus legítimos intereses nacionales, aunque sus dirigentes son conscientes de la estrecha dependencia de la econo...

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El Gobierno portugués no quiere vincular su previsible entrada en la moneda única europea en 1999 con el proceso de los países del Sur, y en especial con España. A pesar de que nadie maneja la hipótesis de que el escudo ingrese en el euro sin la peseta, la diplomacia de Lisboa cree que el cumplimiento de los criterios de Maastricht, que defiende Alemania, le permitirá alcanzar el primer núcleo de la moneda europea, independientemente de España e Italia.El Ejecutivo luso defiende así sus legítimos intereses nacionales, aunque sus dirigentes son conscientes de la estrecha dependencia de la economía lusa respecto a la española. El primer ministro, Antonio Guterres, explicó, a preguntas de este periódico, que la entrada en el euro deberá ser "apreciada exclusivamente por los criterios de convergencia", siguiendo la letra del Tratado de Maastricht, aunque reconoció "estar firmemente convencido de que España y Portugal formarán parte" del primer pelotón en 1999.

"De hecho", añade el jefe del Gobierno luso, "los mercados están anticipando e interiorizando estas tendencias por encima de las declaraciones de los políticos". A juicio de Guterres, el hecho de que los tipos de interés en Madrid y Lisboa se encuentren a menos de un punto de los alemanes, cuando hace unos años la diferencia superaba los cinco puntos, confirma "la futura presencia de la peseta y el escudo en la euromoneda". Durante una reciente reunión con Guterres, el líder socialista español, Felipe González, se mostró de acuerdo con el análisis del primer ministro luso: "Por razones españolas y europeas nos interesa a todos una moneda fuerte; yo creo en el euro para 300 millones y no en uno para 130 millones. Una moneda fuerte servirá para defender nuestros intereses como país y los de toda Europa; nos interesa defender la estabilidad europea y cambiar la relación de fuerzas a nivel mundial".

A pesar de que la economía portuguesa está estrechamente ligada a España, la diplomacia lusa ha apostado por avanzar de forma independiente, alejándose de una estrategia conjunta con los países del Sur con el apoyo de la actitud alemana, que pretende exigir los criterios de convergencia como único factor para el ingreso en el euro. El ministro de Exteriores alemán, Klaus Kinkel, elogió recientemente en Lisboa los "notables esfuerzos" lusos por alcanzar ese objetivo y reconoció que "sería deseable el ingreso de Portugal en el primer pelotón". Sobre una eventual entrada de Portugal sin España en la moneda europea, Kinke1 respondió: "Ningún país que cumpla los criterios será excluido de la moneda única. La decisión será tomada a principios de 1988 en base a los valores de 1997. Deseamos que el número de integrantes sea el mayor posible" . Los gobernantes portugueses están convencidos de que su actual situación económica, más saneada que la española en función de los criterios exigidos por Maastricht (déficit, inflación y deuda pública) favorecerá su integración.

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