VALENCIA

Tarde de milagros

Desde luego quienes organizaron el festejo, que en principio y primer milagro sí terminó siendo mano a mano, no contaban con que iba a hacer una tarde tan desapacible como la que hizo ayer en Valencia. Hacía frío en los desangelados tendidos y aire en el albero lo que terminó de arreglar la tarde. Vaya oportunidad perdida para estos dos jóvenes novilleros. Seguramente todavía se están lamentando y sobre todo doliendo de las respectivas palizas que les dieron los novillos. Es verdad que estaban bien presentados pero no es menos cierto que los tundieron los del percherón que se empeñan, y les de...

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Desde luego quienes organizaron el festejo, que en principio y primer milagro sí terminó siendo mano a mano, no contaban con que iba a hacer una tarde tan desapacible como la que hizo ayer en Valencia. Hacía frío en los desangelados tendidos y aire en el albero lo que terminó de arreglar la tarde. Vaya oportunidad perdida para estos dos jóvenes novilleros. Seguramente todavía se están lamentando y sobre todo doliendo de las respectivas palizas que les dieron los novillos. Es verdad que estaban bien presentados pero no es menos cierto que los tundieron los del percherón que se empeñan, y les dejan, hacer cuantas cariocas les dejen. Y allí acabaron con al menos tres de los seis animalitos que salieron al albero.Hacía aire, un aire que destemplaba ánimos y descomponía figuras. Así en frío los únicos que medio estaban entonados eran los bureles, que desarmaron como 200 veces a cada espada. Y gracias que la mano entera de San Vicente estuvo al quite en las numerosas volteretas y trompicones que recibieron los dos novilleros. El peor parado fue Alberto Ramírez, a quien el cuarto lo atrapó de mala manera en terreno además más que comprometido; entre las tablas. Por suerte no fue más que uno de los muchos sustos que deparó la tarde. Ramírez tras matar como san Vicente le dio a entender pasó a la enfermería donde se le diagnosticó luxación de codo y sospecha de fisura. Lo que se comprobó tras la corrida en la Clínica de la Salud.

Miranda / De Foios, Ramírez

Toros de Miranda, 1º, 4º, 5º y 6º de correcta presentación aunque escasos de fuerzas. 2º y 3º, de Montalvo, inciertos, con genio. Rafael de Foios: aplausos; aviso y silencio; aviso y ovación y vuelta. Alberto Ramírez: silencio; dos avisos y silencio; aviso y ovación y vuelta. Plaza de Valencia, 7 de abril. Un cuarto de entrada.

El novillero castellonense, Alberto Ramírez, únicamente pudo practicar algo el toreo, desde luego nada con el capote, con el que cerraba plaza. Un toro, el mejor del encierro, que se dejó por el pitón derecho y al que instrumentó muletazos al menos ligados. Con la izquierda destacaron un par de ayudados que remató con el de pecho. La pena es que ya en los tendidos había calado el frío y los espectadores estaban pensando más en el reconfortante cafelito con leche, o el chocolate, que en lo que acontecía en el albero. Aun así Alberto se llevó una ovación y la vuelta de consolación.

También necesitará consuelo y muchos cubitos el valenciano Rafael de Foios, de donde es El Soro que en los tendidos recibió dos brindis, uno por cada coletudo. Muchos consejos le podría dar a su paisano, no menos a Ramírez, pero bastante tendrá el joven novillero, que a sus 18 añitos vio pasar una oportunidad de agradar y convencer a quienes dicen que es alumno aventajado del matador Vicente Barrera que ya hace escuela. El muchacho quietud tiene pero con eso sólo se llevará volteretas, eso si está la mano entera de San Vicente, cuando no cornadas si el que no se está quieto es el astado de turno. Mucho tendrá que rectificar los terrenos;. incluso estaría bien aprenderlos. Y no menos horas le tendrá que dedicar al carretón para ejecutar la suerte suprema. Ayer sólo le rompieron la taleguilla; era un aviso. Y no siempre va a estar la mano de San Vicente patrón del Reino de Valencia que se celebra cada año rememorando en las calles valencianas los milagros que hiciera el santo. Ayer también los hizo en la plaza de Valencia. Por eso los dos novilleros del cartel salieron por su propio pie.

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