Crítica:MÚSICA

Barce y Guinjoan junto a Bartok

Ciclo Música Contemporánea (Pro-Música / El Mundo / Cajamadrid)Dúo de pianos Urierte-Mongrovius.

Real Academia de Bellas Artes. Madrid 3 de abril.

Como complemento útil y necesario a los grandes conciertos sinfónicos basados en el repertorio, Pro-Música organiza unas interesantes series dedicadas a la música de nuestro tiempo en las que alternan los ya "clásicos del siglo XX" con los autores actuales muchas veces representados con obras de estreno.

Así, en la sala de la Academia de Bellas Artes, de mediana acústica por exceso de reverberación, el formidable dúo pianís...

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Ciclo Música Contemporánea (Pro-Música / El Mundo / Cajamadrid)Dúo de pianos Urierte-Mongrovius.

Real Academia de Bellas Artes. Madrid 3 de abril.

Como complemento útil y necesario a los grandes conciertos sinfónicos basados en el repertorio, Pro-Música organiza unas interesantes series dedicadas a la música de nuestro tiempo en las que alternan los ya "clásicos del siglo XX" con los autores actuales muchas veces representados con obras de estreno.

Así, en la sala de la Academia de Bellas Artes, de mediana acústica por exceso de reverberación, el formidable dúo pianístico formado por el alemán Karl H. Mongrovius y la española Begoña Urierte expuso una fascinante versión de la Sonata para dos pianos y percusión, de Bela Bartok. A los pianistas se sumaron los percusionistas Pascual Osa y José Andrés Sáez y entre todos nos dieron un Bartok vivo, fiel y palpitante.

Después, el dúo interpretó dos Estructuras escritas en los años setenta por Ramón-Barce; directa la primera e indirecta la segunda, ambas están tratadas a dos voces: una inquieta, de figuraciones breves, otra estática' y de mayor simplicidad. En la estabilidad del conjunto juegan un papel importante las cesuras y se da margen a los intérpretes para la práctica de lo aleatorio. El compositor fue también prologuista de la sesión siempre con palabra fácil, atinada y ausente de retórica. En su doble misión Barce mereció muchos aplausos.

El estreno estaba a cargo de Joan Guinjoan, que presentó Flamenco, obra sobre la que escribe muy bien Rosa María Fernández en su libro sobre el compositor catalán. Estructurada en forma de gran tríptico, cuanto hay. en él de flamenco supone una verdadera investigación en la sustancia del cante primitivo andaluz, oculto como el agua de Granada. Sería inútil busca r re lación con cualquier otro anda lucismo pues la obra de Guinjoan es deudora exclusivamente de su propia personalidad su crecido, saber. En el bellísimo tiempo central reside lo que jaunramonianamente llamaríamos "alma del alma" de lo flamenco y en algún pasaje la guitarra queda metamorfoseada en una última y apurada transmigración. El autor, presente en el estreno, recibió prolongadas ovaciones en unión de sus intérpretes, que recrearon la música de Guinjoan de manera ejemplar. Se podía advertir que al virtuosismo y al conocimiento los pianistas añadían mucho amor con lo- que la afectividad un poco pudorosa característica, del músico se hizo más patente. Mongrovius-Urierte tocaron como, propina las Variaciones Paganini, de Lutoslawski. En re sumen, una jornada positiva en la que todo estuvo a la altura de las circunstancias.

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