Abbado celebra el centenario de Brahms
Con una representación, que fue calificada de "impresionante", del Requiem alemán, de Brahms, seguida de un minuto de silencio, Claudio Abbado conmemoró el pasado jueves por la noche en la Sala Dorada del Musikverein vienés el centenario de la muerte del compositor, nacido en 1833. Intervinieron la Orquesta Filarmónica, de Berlín, los coros de la Radio Sueca y el Eric Ericson, también de. Suecia, la soprano estadounidense Barbara Bonney y el barítono, galés Bryn Terfel. Brahms, trabajó en el Requiem doce años hasta el estreno de la versión definitiva, el Viernes. Santo de 1868, e...
Con una representación, que fue calificada de "impresionante", del Requiem alemán, de Brahms, seguida de un minuto de silencio, Claudio Abbado conmemoró el pasado jueves por la noche en la Sala Dorada del Musikverein vienés el centenario de la muerte del compositor, nacido en 1833. Intervinieron la Orquesta Filarmónica, de Berlín, los coros de la Radio Sueca y el Eric Ericson, también de. Suecia, la soprano estadounidense Barbara Bonney y el barítono, galés Bryn Terfel. Brahms, trabajó en el Requiem doce años hasta el estreno de la versión definitiva, el Viernes. Santo de 1868, en la catedral de Bremen (Alemania), bajo la dirección del propio compositor. El Requiem alemán marcó el jueves el comienzo de un ciclo de dicado a Brahms, con motivo de su centenario, por la Sociedad de Amigos de la Música de Viena, a la que el compositor estuvo estrechamente ligado y de la que se despidió el 7 de marzo de 1897, marcado ya por el cáncer de hígado que iba a llevarle a la muerte poco después. En aquella ocasión, la Filarmónica de Viena interpretó, bajo la dirección de Hans Richter, su cuarta sinfonía, además de la Sinfonía Hob 1:73 de Haydn, y estrenó el concierto paraviolonchelo de Dvorak.
Ayer la Filarmónica de Viena, también dirigida por Abbado, ofreció su tercera sinfonía y, su Concierto para piano y orquesta número uno en re menor, con Maurizio Pollini como solista.
Seguirán hasta el próximo martes otras tres sinfonías, el segundo concierto para plano, con Pollini; el Concierto para, violín y orquesta, op. 77, con Maxim Vengerov al violín, y el que escribió para violín, violonchelo y orquesta, con Vengerov y Clemens Hagen como solistas.