BARCELONA

Ortega Cano, Ave Fénix

Desde luego que si Ortega Cano sigue así, va a resurgir, cual Ave Fénix, de sus propias cenizas. Y no es que estuviera carbonizado, taurinamente hablando, pero sí que, en las dos últimas temporadas, su cotización y su ánimo habían bajado. Sin embargo, como afronta esta temporada con otra disposición, seguro que va a estar otra vez en candelero.En el festejo inaugural de la temporada barcelonesa, Ortega Cano estuvo dispuestísimo en todo momento, toreando de salida, en quites, con muleta y estoque, y hasta bregando en el tercio de banderillas. Todo lo hizo con cabeza y buen gusto, templan...

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Desde luego que si Ortega Cano sigue así, va a resurgir, cual Ave Fénix, de sus propias cenizas. Y no es que estuviera carbonizado, taurinamente hablando, pero sí que, en las dos últimas temporadas, su cotización y su ánimo habían bajado. Sin embargo, como afronta esta temporada con otra disposición, seguro que va a estar otra vez en candelero.En el festejo inaugural de la temporada barcelonesa, Ortega Cano estuvo dispuestísimo en todo momento, toreando de salida, en quites, con muleta y estoque, y hasta bregando en el tercio de banderillas. Todo lo hizo con cabeza y buen gusto, templando con hondura a sus dos enemigos. Sus faenas no pudieron ser redondas porque ambos toros se vinieron abajo.

Guadiamar / Vázquez, Ortega, Chamaco

Cuatro toros de Guadiamar y 1º 2º de Fernando Gutiérrez; desiguales y de poco juego, excepto 2º y 5º. Curro Vázquez: silencio en los dos. Ortega Cano: oreja en los dos; salió a hombros. Chamaco: silencio en ambos. Plaza Monumental, 30 de marzo. Menos de media entrada.

Los otros cuatro toros fueron bastante deslucidos. Da lo mismo que fueran de la Agrupación de Ganaderos. Eran igual que los de la Unión: uno inválido, otros tardos, otros parados. Con ellos Curro Vázquez, especialmente decidido en su primero, sólo pudo mostrar detalles de su clase, sobre todo en cambios de mano y, andando al astado primero. En el inválido cuarto sólo sobresalió lanceando a la verónica.

Chamaco estuvo voluntarioso, insistiendo hasta el aburrimiento con el tardo tercero. El sexto llegó incierto a la muleta y no hubo lucimiento posible.

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