MEDICINA

Método para hallar el rastro de armas químicas en el organismo

El Instituto Holandés de Ciencias Aplicadas (TNO) ha desarrollado un método que por primera vez permite detectar en el cuerpo humano los restos de armas químicas más conocidas, como el gas mostaza, y los que afectan al sistema nervioso central. Su eficacia, ya aprobada en víctimas del atentado en el metro de Tokio, permite diagnosticar con rapidez y comenzar el tratamiento adecuado.La mayoría de las sustancias utilizadas en este tipo de armas son químicamente muy inestables y desaparecen rápidamente al entrar en contacto con la piel o al ser absorbidas por el cuerpo. Unas horas después apenas ...

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El Instituto Holandés de Ciencias Aplicadas (TNO) ha desarrollado un método que por primera vez permite detectar en el cuerpo humano los restos de armas químicas más conocidas, como el gas mostaza, y los que afectan al sistema nervioso central. Su eficacia, ya aprobada en víctimas del atentado en el metro de Tokio, permite diagnosticar con rapidez y comenzar el tratamiento adecuado.La mayoría de las sustancias utilizadas en este tipo de armas son químicamente muy inestables y desaparecen rápidamente al entrar en contacto con la piel o al ser absorbidas por el cuerpo. Unas horas después apenas queda rastro de las sustancias, lo que hace casi imposible que puedan ser detectadas.

Sin embargo, el grupo de investigadores holandeses ha descubierto que residuos del gas se combinan químicamente con el ADN y con proteínas de la sangre manteniéndose en el cuerpo por plazo de varias semanas. "Si la muestra de sangre se toma en un máximo de 20 días tras la exposición, las huellas que los gases dejan pueden detectarse aún años después", explica Jan Langenderg, coordinador de la investigación. El análisis del ADN de la víctimas permite detectar el tipo de sustancia al que estuvo expuesto.

Sarin y gas mostaza

El método ha sido probado con efectividad en los supervivientes del ataque en el metro de Tokio, que costó la vida a 11 personas y más de 5.000 resultaron gravemente afectados por intoxicación con gas sarin. El mismo gas, se ha encontrado en la sangre de una víctima del atentado de la ciudad japonesa de Matsumoto un año antes.

Los investigadores holandeses han podido igualmente demostrar que en 1988 tres mujeres iraníes habían estado expuestas a altas dosis de gas mostaza tras un ataque de las fuerzas iraquíes. "Fue en la guerra entre Irak e Irán cuando surgió la necesidad de determinar el tipo de sustancias que se estaban utilizando, sobre todo cuando las quejas de las víctimas eran vagas y no permitían claramente determinar qué había sido la causa de la enfermedad", cuenta Langenderg. La investigación se inició entonces a propuesta -y financiadad- de las fuerzas armadas holandesas, alemanas y estadounidenses.

El método abre nuevas expectativas para identificar las causas del síndrome del Golfo, que presentan muchos de los soldados que hace seis años participaron en la guerra del Golfo.

El método puede ayudar también a combatir el terrorismo. "Si una persona ha manipulado algún tipo de gas o arma química a pesar de las precauciones que haya tomado, se puede detectar con seguridad una pequeña cantidad en su cuerpo", explica Langenderg.

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