Crítica:FLAMENCO

Un piano de ley flamenca

Otro Día de Andalucía en Madrid, y también con música importante por bandera. La de David Peña Dorantes, un joven pianista gitano, que lleva en la sangre toda la flamencura de una, familia de tanta solera como la de los Perrate, pero que además tiene una importante formación en la música llamada "culta".No es el caso de ensayar fusiones ya ejercitadas en demasía, ni de un virtuoso del piano que quiere explorar novedosos vericuetos expresivos. Dorantes se queda sin más en el flamenco, el arte que en su familia se vive desde hace varias generaciones, y pone a contribución el instrumento q...

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Otro Día de Andalucía en Madrid, y también con música importante por bandera. La de David Peña Dorantes, un joven pianista gitano, que lleva en la sangre toda la flamencura de una, familia de tanta solera como la de los Perrate, pero que además tiene una importante formación en la música llamada "culta".No es el caso de ensayar fusiones ya ejercitadas en demasía, ni de un virtuoso del piano que quiere explorar novedosos vericuetos expresivos. Dorantes se queda sin más en el flamenco, el arte que en su familia se vive desde hace varias generaciones, y pone a contribución el instrumento que aprendió a tocar en los conservatorios. El piano canta como si fuera una voz flamenca, El piano toca como si llevara dentro seis cuerdas de guitarra, el piano queja los tercios con jondura y con duende...

Concierto de David Peña 'Dorantes'

Con Pedro Peña e Inés Bacán al cante,Eva La Yerbabuena al baile, cuarteto de cuerda y percusiones. Madrid, San Juan Evangelista, 28 de febrero.

Hay que llevar dentro mucha música y mucho arte jondo a la vez para conservar la ley flamenca en toda su integridad, sin ser infiel a este arte de tan peculiares características. Dorantes no sólo le mantiene lealtad, sino que entrega imaginación, caudal creativo, rigor conceptual.

Dorantes es uno más -y constantemente aumenta su número- que nos viene a decir que la vieja idea de que solo la guitarra sirve para hacer música fiamenca se halla totalmente periclitada. Y utiliza los mejores argumentos posibles: una música seria, profunda, en que el piano suena flamenco hasta el punto que ni lo más recalcitrantes podrían alegar el mínimo reparo. Ciertamente el piano es el instrumento mas próximo a la guitarra en capacidad de expresión del sentimiento flamenco, el que más se aproxima a un sonido de resonancias guitarrísticas. Daría lo mismo aunque no fuera así. No se trata tnto de con qué se toca, sino de cómo se toca; recuérdese lo que decía el sabio Caracol, quien tan criticado fue porque a veces le acompañaba el cante su yerno Arturo Pavón al piano: "El que es flamenco lo sigue siendo tocando un trombón, un violín o un palo".

Se rodea, además, Dorantes de elementos tan valiosos como el cante de su padre, admirable en las bulerías al golpe, y de su tía Inés Bacán, quien hizo vibrar a la audiencia con la emoción de la nana; el baile de La Yerbabuena, en una línea casi de expresión corporal, que no es la suya; un poderoso grupo de percusión, en el que hizo diabluras Rodney D'Assis, y un cuarteto de cuerda perfectamente ambientado.

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