Las tropas peruanas ponen a prueba los nervios de los secuestradores

ENVIADO ESPECIALPara probar los nervios de Néstor Cerpa Cartolini, comandante Evaristo, y obligarle a una permanente vigilia, tropas especiales peruanas tiran piedras y palos contra la residencia del embajador japonés en Lima, tomada por el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), y amagan con avances de combate a menos de 100 metros de su entrada principal. El comando ocupante efectuó ocho disparos la madrugada de ayer para demostrar que no baja la guardia. Dos blindados de transporte de tropas armados con ametralladoras se desplegaron anoche ante el edificio diplomático. E...

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ENVIADO ESPECIALPara probar los nervios de Néstor Cerpa Cartolini, comandante Evaristo, y obligarle a una permanente vigilia, tropas especiales peruanas tiran piedras y palos contra la residencia del embajador japonés en Lima, tomada por el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), y amagan con avances de combate a menos de 100 metros de su entrada principal. El comando ocupante efectuó ocho disparos la madrugada de ayer para demostrar que no baja la guardia. Dos blindados de transporte de tropas armados con ametralladoras se desplegaron anoche ante el edificio diplomático. Este peligroso toma y daca pesa sobre el equilibrio emocional de los 73 cautivos que aún siguen en la mansión asaltada el 17 de diciembre.

La crisis va para largo. La Cruz Roja Internacional trata de ganar tiempo y parece haber encontrado una vivienda adecuada para las reuniones de la Comisión de Garantes, cuya misión será garantizar las condiciones de un desalojo pacífico. La mejor casa, frente a la residencia, pertenece a un italiano cascarrabias: "No doy mi casa porque no me da la gana", se explicó Víctor Fancoli, de 71 años. Las gestiones encaminadas a formar la Comisión no acaban de acertar: el MRTA insiste en centrar los trabajos sobre la liberación de sus 458 companeros presos, y el Gobierno se niega a ello.

Un grupo de religiosos rezaba en las cercanía de la residencia cuando se escucharon disparos. Nueva zozobra. Horas antes, unidades especiales de la Policía Nacional se desplegaban con chalecos antibalas y fusiles de asalto. El coronel Muzuriaga calificaba de "normales" los movimientos, y negó categóricamente que esa rutina incluyera el lanzamiento de piedras y palos. "Lo niego totalmente", aseguró, ajeno a que el apedreamiento había sido captado por fotógrafos.

Los simulacros policiales, y la cuarta ocasión en que los emerretistas responden a tiros, coinciden con la publicación de una encuesta de significativas conclusiones: el 76% de los peruanos acepta mejoras en las condiciones carcelarias de los reos de terrorismo (una de las exigencias del MRTA); el 67% no protestaría por la salida del comando hacia un tercer país, y un 19% opta por el asalto como mejor solución.

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