Presupuestado, pero no gastado

En medio de las exigencias generalizadas de mayor respaldo económico, resulta curioso que la junta de gobierno de la Universidad de Vigo haya ahorrado 1.800 millones de pesetas sobre lo presupuestado para 1995. Para unos, los gestores, ese superávit demuestra su eficacia; para otros, la oposición, es un exponente de la escasez de ideas del equipo rectoral, porque "el dinero aquí sobra donde gastarlo", destacan. En el fondo no es más que una anécdota en el mar de fondo que sufre esta universidad: una dispersión entre tres ciudades (Vigo, Pontevedra y Orense) que nadie es capaz de cohesionar. El...

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En medio de las exigencias generalizadas de mayor respaldo económico, resulta curioso que la junta de gobierno de la Universidad de Vigo haya ahorrado 1.800 millones de pesetas sobre lo presupuestado para 1995. Para unos, los gestores, ese superávit demuestra su eficacia; para otros, la oposición, es un exponente de la escasez de ideas del equipo rectoral, porque "el dinero aquí sobra donde gastarlo", destacan. En el fondo no es más que una anécdota en el mar de fondo que sufre esta universidad: una dispersión entre tres ciudades (Vigo, Pontevedra y Orense) que nadie es capaz de cohesionar. El campus principal de Vigo permanece sin urbanizar, y en las tres ciudades está pendiente la construcción de nuevos centros y la ampliación de otros que se han quedado pequeños. La decisión de la Xunta de suspender el plan plurianual de financiación hace más profunda la crisis, ya que ha frustrado la intención del equipo del rector, José Antonio Rodríguez, de aprobar un proyecto propio que preveía gastar 26.000 millones de pesetas en los próximos cuatro años para afrontar esas necesidades pendientes.

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Por ese motivo, Rodríguez se ha enfrentado con gran dureza a la Xunta, a la que acusa de interferir en la autonomía de la institución. Al equipo rectoral le desagrada que, para promover la construcción de nuevos centros, el Ejecutivo autónomo haya prescindido de la universidad y cofinancie las obras mediante acuerdos con las respectivas diputaciones y ayuntamientos, en manos del Partido Popular.

Más extraño fue el método elegido para dotar a Orense de residencias de estudiantes. El Ayuntamiento del PP retiró los terrenos cedidos a la Universidad por el anterior alcalde del PSOE y los entregó a una fundación privada, entre cuyos promotores figura un senador popular. La Xunta concedió además 450 millones a la fundación para costear las obras. La operación ha sido paralizada por el Tribunal Superior de Galicia.

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