Carlos Saura se inspira en sus recuerdos de niñez en Murcia

De su família materna de Aragón recuerda el puritanismo y la sequedad, los sentimientos profundos pero poco epidérmicos. De Murcia, tierra de su padre, los paseos en pijama y sobre una bicicleta por la huerta, los sonoros besos, la luz, el calor y algo de magia. Carlos Saura se ha inspirado en sus recuerdos de niñez en Murcia para trasladarlos a su última película, Pajarico, cuyos interiores rueda estos días en Madrid. Pajarico narra la historia de una familia singular a través de los ojos de un niño.

"No creo que sea optimista", reflexiona Saura sobre Pajarico, "intento hacer un...

De su família materna de Aragón recuerda el puritanismo y la sequedad, los sentimientos profundos pero poco epidérmicos. De Murcia, tierra de su padre, los paseos en pijama y sobre una bicicleta por la huerta, los sonoros besos, la luz, el calor y algo de magia. Carlos Saura se ha inspirado en sus recuerdos de niñez en Murcia para trasladarlos a su última película, Pajarico, cuyos interiores rueda estos días en Madrid. Pajarico narra la historia de una familia singular a través de los ojos de un niño.

"No creo que sea optimista", reflexiona Saura sobre Pajarico, "intento hacer una película un poco poética y con algo de comedía". El deseo de escribir y dirigir una historia sobre la sensualidad mediterránea de Murcia le rondaba a Carlos Saura desde hace años. "Me he inspirado libremente en mi familia, pero hay mucho de fantasía e imaginación", dice el director. Una familia caliente, sensual, afectuosa, en ese paisaje mezcla de desierto y vergel, es lo que siente Saura al recordar a sus parientes de Murcia. "Un tío mio que, era pintor me llevaba en bicicleta a la huerta por caminos de tierra. Allí con su atril y sus herramientas trabajaba y recuerdo que iba en pijama. Los días de fiesta, en Murcia, la gente andaba en pijama porque estaban más frescos", dice Saura en una austera oficina de un polígono industrial de un pueblo de Madrid, donde están rodando los interiores del filme.Con un presupuesto de 500 millones de pesetas, Pajarico narra la historia de un niño de diez años de Madrid al que envían una temporada a Murcia para librarle de los trámites de separación de sus padres. Allí le esperan los miembros de una singular familia (tíos, primos y abuelo) cada uno con sus locuras, sus manías y sus excentricidades. Una única casa familiar, con tres viviendas y una confitería en el, bajo, es donde este niño descubrirá toda la sensualidad propia del Mediterráneo a través de sus parientes.

El filme está protagonizado, entre otros, por Paco Rabal, Juan Luis Galiardo, Eulalia Ramón, Manuel Bandera y Eusebio Lázaro. Alejandro Martínez (el chico de Bwana) hace el papel de Pajarico y Dafne Fernández (la niña de Malena es un nombre de tango) realiza el papel de Fuensanta, la prima de la que se enamora Pajarico.

Eulalia Ramón hace el personaje de tía Margarita, la tía un poco loca y mística, algo fuera de la realidad por las ausencias que le provoca el petit-mal (una enfermedad cercana a la epilepsia pero sin ataques). "Es pesada y bronca y algo sobria, por lo que estoy intentando hacerla menos antipática de lo que pudiera parecer", explica Eulalia Ramón, quien resalta la magia y el optimismo que desprende Pajarico. Juan Luis Galiardo prefiere el lado familiar y resalta de su personaje, tío Emilio, el ser "el testigo de la continuidad de la familia". Galiardo, a sus 56 años, se encuentra en un momento de emociones y no de disimulos de sus sentimientos y carencias afectivas. "Soy lo que soy: un hombe que ha buscado en sus raíces a su madre y sus hermanos", explica el actor, que quedó huérfano a los 15 años con lo que inició "una nueva forma de estar en la vida". No trabajaba con Saura desde hacía 28 años, en Stress es tres, tres y el reencuentro no ha podido ser más idílico. "Se adoran", dice Eulalia Ramón, mientras Saura le explica a Galiardo como quiere que realice una escena. "Lléname de tu sabiduría", le dice sonriente el actor al director.

Una sabiduría que hace que Saura no se detenga ante nada. "Tengo muchas cosas que hacer", dice este director que, a sus 64 años, repliega todos sus deseos y proyectos cinematográficos futuros: Tango, con el operador Vittorio Storaro; Goya, con Paco Rabal; Esa luz, sobre la guerra española o ¿Me alcanzas el cuchillo, querída?.