Crítica:ROCK

De juerga

NOFX, Good Ridance, Vandals y No Fun at All.Madrid, sala La Riviera. 2.400 pesetas.

Miércoles 23 de octubre.

Las entradas estaban absolutamente vendidas desde el día antes. La edad media se situaba en tomo a los 18 años. La fiesta se produjo al calor del último estilo capaz de galvanizar a los jóvenes: el punki. La juerga comenzaba, mientras una multitud de chavales se agolpaba aún en el exterior, con el quinteto sueco No Fun at All descargando sus canciones. Correctas maneras, aunque un repertorio desconocido por estos pagos. Tras ellos aparecieron Vandals, un cuarteto que r...

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NOFX, Good Ridance, Vandals y No Fun at All.Madrid, sala La Riviera. 2.400 pesetas.

Miércoles 23 de octubre.

Las entradas estaban absolutamente vendidas desde el día antes. La edad media se situaba en tomo a los 18 años. La fiesta se produjo al calor del último estilo capaz de galvanizar a los jóvenes: el punki. La juerga comenzaba, mientras una multitud de chavales se agolpaba aún en el exterior, con el quinteto sueco No Fun at All descargando sus canciones. Correctas maneras, aunque un repertorio desconocido por estos pagos. Tras ellos aparecieron Vandals, un cuarteto que resiste fabricando punki-rock desde mediados de los ochenta. Haciendo gala de su experiencia, el grupo enganchó a la primera con la marea de público que comenzaba a bailar pogo -empujarse frenéticamente mientras se salta y se largan patadas y codazos a diestro y siniestro-.El tema Steady y una delirante e hiperacelerada versión de Come dancing, de The Kinks, sirvieron para despedirse y dejar a la multitud en brazos de los terceros de la noche, los norteamericanos Good Ridance. Estos habían de suponer un salto cualitativo en el nivel de diversión general. Era el cumpleaños de uno de ellos y la banda lo celebró a conciencia. Los más excitados de entre el público comenzaban a subir al escenario para vivir un instante de gloria y lanzarse después enplancha sobre el respetable. El grupo, mientras tanto, lanzaba una descarga de fuego graneado con piezas de cosecha propia, Cowboy, o incluso una delirante recreación de Tell me more, de la película Grease.

Tras ellos les tocó el turno a los cabezas de cartel, NOFX, un grupo experimentado y vendedor que aspira al liderato del género. Todos sus temas fueron coreados por una audiencia entusiasta. Al final, tuvo que improvisar un par de temas, porque allí nadie se resignaba a que la juerga pudiera acabar.

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