Lébed pone en duda que Yeltsin firmase el decreto que da vía libre para aplastar Grozni

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, abandonó ayer Moscú con destino a la bucólica región de Valdái, al noroeste de Moscú, dejando tras de sí una orden que, de cumplirse, supondrá una matanza en Grozni y una nueva destrucción de aquella castigada ciudad. En un gesto sin precedentes, el secretario del Consejo de Seguridad, Alexandr Lébed, puso en duda la autenticidad de la firma presidencial al pie de esa orden, que pretende desalojar a los guerrilleros de las posiciones que han ocupado en la capital chechena este mes y que daría al traste con la misión de paz que el mismo Yeltsin encomendó a...

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El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, abandonó ayer Moscú con destino a la bucólica región de Valdái, al noroeste de Moscú, dejando tras de sí una orden que, de cumplirse, supondrá una matanza en Grozni y una nueva destrucción de aquella castigada ciudad. En un gesto sin precedentes, el secretario del Consejo de Seguridad, Alexandr Lébed, puso en duda la autenticidad de la firma presidencial al pie de esa orden, que pretende desalojar a los guerrilleros de las posiciones que han ocupado en la capital chechena este mes y que daría al traste con la misión de paz que el mismo Yeltsin encomendó a Lébed.

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El contenido de las últimas órdenes de Yeltsin "da razones de peso para dudar de la participación directa del presidente de Rusia en la redacción final del texto de la disposición", señala un comunicado emitido por el Consejo de Seguridad. El comunicado afirma que la disposición fue confeccionada a espaldas de Lébed, sin concertarla con éste, y resulta "alarmante" no sólo por la forma en que vio la luz, sino también por su "falta de competencia" y "su apresurada preparación".Los pasos ordenados amenazan con dar al traste con todo el proceso de regulación pacífica del conflicto, producirán grandes pérdidas entre las tropas federales, el exterminio masivo de la población civil, que no podrá abandonar la ciudad, y la 'Justa explosión de indignación en todo el país", señala el comunicado del Consejo de Seguridad. Anoche, el servicio de Prensa de Yeltsin difundió una nota en la que afirma que las disposiciones del presidente, a diferencia de sus decretos, "no se conciertan" sino que se cumplen, y si no pueden ser cumplidas, los implicados deben informarle.

Dos objetivos

Con la puesta en duda de la firma de Yeltsin, Lébed salió del atolladero en el que se encontraba desde que el presidente ignoró su llamamiento para destituir al ministro del Interior, Anatoli Kulikov. El secretario del Consejo de Seguridad abordó hábilmente dos objetivos: el primero, lavarse el mismo las manos ante la carnicería que parecía avecinarse en Grozni, y el segundo, dejarle la puerta abierta a Yeltsin para que se distancie de los jefes del Ministerio del Interior, en caso de que el asalto fracase o resulte demasiado chapucero y sangriento.Basándose en la disposición del titular del Krermlin para "restablecer la legalidad" en la capital chechena, el comandante en funciones de las fuerzas federales en Chechenia, Konstantín Pulikovski dio 48 horas a los separatistas a partir de ayer, para que desalojen la ciudad y el mismo plazo a la población civil para que abandone el lugar por un corredor creado al efecto. El plazo concluye mañana jueves, pero el asalto puede comenzar antes de que expire el ultimátum, como ha sucedido en ocasiones anteriores.

Para adelantarse a los dirigentes de Interior, plenamente decididos a resolver el conflicto por la fuerza, Lébed viaja hoy a Chechenia por tercera vez en menos de dos semanas sin haber podido siquiera informar personalmente a Yeltsin de los resultados de su segunda misión, que concluyó el viernes pasado. Para preparar el terreno, en la noche del lunes al martes, Sergui Jarlámov, el enviado especial de Lébed, mantuvo conversaciones en Chechenia con el jefe del Estado Mayor de los independentistas, Aslán Masjádov.

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La reincorporación ayer a su puesto del general Viacheslav Ti-jomírov, jefe de las tropas federales en Chechenia, hace concebir a algunos esperanzas de que el asalto a Grozni podrá evitarse. Tijomírov interrumpió sus vacaciones. La decisión de ordenar su retorno se tomó en una reunión que el lunes celebraron el jefe del Gobierno, Víktor Chernomirdin, y los titulares de los ministerios implicados en Chechenia, incluidos el ministro de Defensa, Igor Rodiónov, y el del Interior, Anatoli Kulikov, y Lébed.

República secesionista

Tijomírov fue jefe del estado mayor de Lébed en la república secesionista del Trandsniéster, pero también fue el hombre que inició la ofensiva contra los separatistas chechenos una vez concluida la segunda vuelta de las elecciones presidenciales rusas.La situación en Chechenia era ayer confusa. Los rusos realizaban acciones para tratar de liberar a los soldados prisioneros y bloqueados y los habitantes de la ciudad huían en un éxodo masivo y desesperado que, según todos los pronósticos, no logrará poner a salvo a todos los civiles. El ministro de Información de los independentistas, MovIadi Udúgov, manifestó que las tropas federales volaron un puente por el que circulaban fugitivos y, a resultas de la explosión, murieron más de 100 personas entre ancianos, mujeres y niños. Esta información no fue confirmada por las tropas federales. Según varias estimaciones, ayer había entre 150.000 y 250.000 personas y en el mejor de los casos quedarán varias decenas de miles de civiles en Grozni cuando se inicie el asalto.

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