Sarajevo se convierte en un gran plató

Numerosas producciones llevan al cine el drama de la capital bosnia

Tan pronto como los periodistas se marcharon de Sarajevo -una ciudad que perdió 10.000 habitantes en cuatro años de guerra-, entraron los cineastas. La capital bosnia es el telón de fondo de siete nuevas producciones cinematográficas; pero pocas parecen preocuparse de la verdad, a juzgar por diversos comentarios negativos sobre la de mayor presupuesto, Sarajevo, de Michael Winterbottom. El 7 de octubre comenzará el rodaje de Territorio comanche, producción española de Gerardo Herrero basada en el libro de Arturo Pérez Reverte sobre las peripecias de los corresponsales de guerra.

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Tan pronto como los periodistas se marcharon de Sarajevo -una ciudad que perdió 10.000 habitantes en cuatro años de guerra-, entraron los cineastas. La capital bosnia es el telón de fondo de siete nuevas producciones cinematográficas; pero pocas parecen preocuparse de la verdad, a juzgar por diversos comentarios negativos sobre la de mayor presupuesto, Sarajevo, de Michael Winterbottom. El 7 de octubre comenzará el rodaje de Territorio comanche, producción española de Gerardo Herrero basada en el libro de Arturo Pérez Reverte sobre las peripecias de los corresponsales de guerra.

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A medida que se desvanecían las escenas de la batalla real de Bosnia, muchos de los periodistas que habían seguido los acontecimientos de ese conflicto partían en busca de nuevos objetivos. Su lugar lo ocuparon los cronistas de ficción de una guerra que se cobró 10.000 vidas sólo en Sarajevo. Así, tras cuatro años de guerra y varios meses de inestable paz, Bosnia renace como plató de cine.El proceso de reciclar guerras con fines de entretenimiento sigue la mejor tradición de Hollywood. Y exactamente igual que Salvador, Los gritos del silencio y Platoon grabaron una imagen de sus guerras respectivas en la imaginación popular, estas nuevas películas, y hay siete más en trámite, serán consideradas como historia visual, como explicación popular de lo que pasó realmente en la espantosa e hipnótica confusión de la guerra de Bosnia.

Se podría decir que no hay una verdad objetiva, sino únicamente historias de la gente, pero incluso éstas son susceptibles de ser traídas, llevadas retocadas por el bien de la credibilidad dramática, como descubre el periodista Michael Nicholson. Sarajevo, una producción anglo-americana de mil millones de pesetas que se ha rodado en las calles de la ciudad, se basa en Natasha's story, un libro en el que el presentador de la ITN describe el hundimiento de sus defensas periodísticas construidas a lo largo de una carrera de 30 años en zonas de guerra, cuando se encontró con Natasha, una niña bosnia de nueve años que vivía en un orfanato.

Nicholson la introdujo clandestinamente en el Reino Unido y la adoptó, según él, con el consentimiento de su madre. Sin embargo, la película recorta la edad de Nicholson 20 años y, según él, incluye una sentimental escena en la que la madre de Natasha ruega que no le quiten a su hija. Los cineastas tienen que inyectar atractivo sexual y extraer el máximo factor kleenex.

Crítica a los serbios

El libro de Nicholson era hipercrítico respecto a los serbios de Bosnia, que, al fin y al cabo, invadían ciudades e incendiaban el campo en su campaña por la "autodeterminación". Pero Sarajevo estará libre de esta clase de prejuicios, según su productor, Graham Broadbent, que, al parecer, comentó: "Las etiquetas políticas no significan nada". Desgraciadamente, en Bosnia las etiquetas políticas tendían a significar la vida o la muerte.Sarajevo no es la primera película sobre la guerra de Bosnia. Ese honor corresponde a una producción local: The perfect circle, del director de Sarajevo Ademir Kenovic, coproducción franco-holandesa. Da la sensación de que The perfect circle, que debería llegar a las pantallas en otoño, se mantendrá dentro de la mejor tradición de películas de arte y ensayo europeas: la historia de un poeta incapaz de escribir debido a la guerra, que conoce a unos hermanos -uno de ellos mudo- que han perdido su familia y su hogar. Como corresponde a una película hecha por ciudadanos de Sarajevo, cuya actitud ante la guerra parecía ser la de pensar que "hay que reírse", The perfect circle tiene, según un ayudante de Kenovic, momentos divertidos: "El poeta intenta colgarse varias veces, pero siempre acaban salvándole".

Irónicamente, pocas de las nuevas películas beneficiarán a los bosnios ya que, aunque gran parte de la ciudad parece un amplio plató de cine al estilo posapocalíptico la mayor parte del verdadero rodaje se hará en el extranjero. Macedonia es uno de los beneficiarios del auge del cine balcánico, y Croacia es otro.

La guerra de Bosnia puede ser práctica como punto de venta. En Ulysses' gaze, una larga película de arte y ensayo protagonizada por Harvey Keitel, muestra a un director de cine en busca de la película más reciente rodada en los Balcanes (otra historia real).

El año que viene se escribirá, extensa y triunfalmente, sobre la tecnología militar norteamericana. No en forma de descripción de la campaña de bombardeos de la OTAN que obligó a los serbios a acudir a la mesa de negociaciones, sino como algo mucho más cercano al corazón norteamericano: el rescate de Scott O'Grady, héroe de primera categoría y piloto del caza F-16 que fue derribado por los serbios en 1995.

El guión está basado en dos libros: Return with honor, el relato de O'Grady de los cinco días que pasó bebiendo agua de lluvia, comiendo insectos y escabulléndose de los serbios, y Good to go, la historia de su rescate, por Mary Pat Kelly. El filme parte con un presupueusto de 1.950 millones de pesetas y se espera que Chris O'Donnell o Christian Slater interpreten el papel protagonista.

Y después de los héroes vienen los niños. Universal Studios tiene los derechos de El diario de Zlata, que empezó a escribir en septiembre de 1991 y durante dos años Zlata Filipovic, cuando tenía 10 años. Se la ha comparado con Ana Frank, aunque algunos creen que su libro ha sido retocado para añadirle pasajes políticos que animasen un texto de naturaleza infantil. Podemos permitir que Zlata, una niña, cuente su historia libre de contexto. Y probablemente no sea importante en el caso de la película de O'Grady, o de Slow dissolve (un thriller sobre el asesinato de un periodista en Bosnia). Pero ¿cómo es posible que el contexto real sea completamente ignorado por Sarajevo, una película que, según Broadbent, quiere llevar a su público "a través de una guerra que quizá nunca entendió", utilizando grabaciones de televisión de la matanza de la cola del pan y de la caída de Vukovar "imágenes que hemos visto en todo el mundo en nuestro televisor y que fueron mayormente ignoradas".

Quizá la verdad no importe (no son más que películas). Pero La lista de Schindler enseñó a la gente muchas cosas sobre el holocausto durante la segunda guerra mundial. Es aconsejable que quienes vean el torrente de entretenimiento que se avecina desde Bosnia lo contemplen con mirada escéptica.

Copyright The Independent / EL PAíS

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