Chirac pide en Londres al Reino Unido que se sume al grupo de cabeza del proyecto europeo

Una salva de aplausos fríos y protocolarios acogió ayer en la sede del Parlamento británico el discurso en el que el presidente francés, Jacques Chirac, pidió al Reino Unido que se sume a la moneda Única junto a Francia y Alemania en 1999. Estaba previsto que Chirac, en la única jornada política de su visita oficial, ponderara la importancia de que "la voz británica" se deje oír en Bruselas, pero en un clima de furor anticomunitario, agudizado por la crisis de las vacas locas, su petición fue acogida poco menos que como un insulto por los sectores euroescépticos.

Los uniformes de gala, ...

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Una salva de aplausos fríos y protocolarios acogió ayer en la sede del Parlamento británico el discurso en el que el presidente francés, Jacques Chirac, pidió al Reino Unido que se sume a la moneda Única junto a Francia y Alemania en 1999. Estaba previsto que Chirac, en la única jornada política de su visita oficial, ponderara la importancia de que "la voz británica" se deje oír en Bruselas, pero en un clima de furor anticomunitario, agudizado por la crisis de las vacas locas, su petición fue acogida poco menos que como un insulto por los sectores euroescépticos.

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Los uniformes de gala, los desfiles, las marchas y honores militares, los discursos de compromiso repletos de gentilezas no pudieron ocultar ayer el foso que separa al Reino Unido del que, en buena lógica, podría haber sido su principal aliado en la Unión Europea (UE), Francia. El presidente Chirac hizo uso de toda su destreza en el manejo de las relaciones públicas, al reclamar un papel estelar para los británicos en el seno de la UE. Pero las fuerzas vivas esperaban, con los ojos puestos en Bruselas, una postura más activa de Francia en el levantamiento del embargo que pesa sobre las exportaciones de carne de bovino británico. Chirac se limitó a prometer la "solidaridad" de Francia y su apoyo para lograr la suavización del veto comunitario a la exportación de derivados del vacuno.El presidente fue más entusiasta en su papel de propagandista de la causa europea, y se atrevió a pedir al Reino Unido que se suba al vagón de cabeza en el tren de la UE, un convoy en el que sería "inimaginable" no contar con los socios británicos. "Francia desea que el Reino Unido tome parte" en el proyecto de la moneda única, señaló el presidente, quien mantuvo que ello no implicará una pérdida de soberanía nacional. "Francia está decidida también a preservar su identidad nacional", dijo Chirac, en un guiño menor a los euroescépticos. Richard Body, uno de los más conspicuos ejemplares del variado plantel antieuropeo tory, calificó el discurso del presidente francés de "educadamente agresivo".

Por lo demás, la intervención de Chirac, pronunciada en francés pese a su celebrado conocimiento del inglés, fue un canto al objetivo unitario de Europa. "Francia estará allí cuando la unión monetaria se produzca. Quiero subrayar aquí mi absoluta determinación de presionar para que se cumplan los plazos decididos".

Aun así reconoció ante sus interlocutores la importancia máxima de la alianza de su país con Alemania para el desarrollo de Europa, lo que no le impidió reclamar el mismo rango de "vitales", para las relaciones entre Francia y el Reino Unido, en el seno de la UE. La cooperación entre ambos, en los terrenos de Exteriores y Defensa, permitirá construir una "colaboración global".

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Larga entrevista con Major

El presidente francés había mantenido a primera hora de la mañana una larga entrevista con el primer ministro, John Major, en Downing Street. La lista de temas tratados hubiera merecido una semana de contactos, aunque todo apunta a que fue la crisis del mercado cárnico británico y europeo la que acaparó más tiempo del encuentro. Además del espinoso asunto de la moneda única y la unión monetaria, ambos líderes abordaron diversos aspectos de la Conferencia Intergubernamental, conocida como Maastricht 2, la ampliación de la OTAN y asuntos de política exterior tales como la crisis de Oriente Próximo y la situación en Liberia. Es un terreno en el que ambos países se entienden. Chirac acaricia la idea de una Francia prominente en el plano internacional y Major lucha como puede para lograr que su país no quede descolgado del todo de la lista de los grandes.Al término de su encuentro, en la entrada del número 10 de Downing Street, ambos mandatarios contestaron a las preguntas de la prensa. Major reconoció que su Gobierno está dispuesto a estudiar con "sumo interés" el informe que está a punto de publicar la Comisión Europea en el que, según la prensa londinense de ayer, figura una urgente recomendación para que su Gabinete recorte oportunamente gastos si quiere cumplir los criterios de Maastricht.

Tras un almuerzo ofrecido por la Corporación de la City de Londres, el presidente francés tuvo oportunidad de tomar contacto en el Banco de Inglaterra con algunas de las figuras británicas menos entusiastas con la moneda única.

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