"Castro me expulsó como a un mendigo"

Dice Rafael Solano que el día que se percató de que "el regimen le estaba manipulando" y comprendió que "el pueblo de Cuba no debía de ser engañado" comenzaron para él los problemas con un Gobierno "que controla al ciudadano hasta cuando come".Corría el año de 1989 y desde entonces ha sufrido un "continuo hostigamiento" por las autoridades que, finalmente, optaron, después de una enorme presión internacional, por expulsarle "como a un mendigo". Así lo afirma a las pocas horas de llegar ayer procedente de La Habana a Madrid, donde tiene previsto solicitar asilo político.

Para este period...

Dice Rafael Solano que el día que se percató de que "el regimen le estaba manipulando" y comprendió que "el pueblo de Cuba no debía de ser engañado" comenzaron para él los problemas con un Gobierno "que controla al ciudadano hasta cuando come".Corría el año de 1989 y desde entonces ha sufrido un "continuo hostigamiento" por las autoridades que, finalmente, optaron, después de una enorme presión internacional, por expulsarle "como a un mendigo". Así lo afirma a las pocas horas de llegar ayer procedente de La Habana a Madrid, donde tiene previsto solicitar asilo político.

Para este periodista de solera, que en 1988 recibió el premio Rey de España por su labor en la emisora turística de La Habana, Radio Taíno, las puertas de Cuba se cerraron para siempre, según él, al estamparle, el miércoles pasado, en el pasaporte un "permiso de emigración definitivo". Atrás se quedó la agencia de información independiente Habana Press fundada en mayo del año pasado y en la que Solano y otros 11 profesionales se habían volcado para "explicar al mundo la realidad de Cuba".

"La situación en Cuba es muy difícil y, para la prensa independiente, muy peligrosa", señala el director de Habana Press, el mismo hombre al que el régimen había concedido con anterioridad 114 premios de periodismo, y que se convirtió en un "disidente, un contrarrevolucionario y un vendido a la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA)".

En apenas un año ha estado seis veces detenido. La última de ellas pasé 40 días en los calabozos de Villa Maristas, la sede de la Seguridad del Estado. La presión internacional, "especialmente la española", facilitó su salida de los calabozos el pasado 8 de abril.

Tampoco se siguió, adelante con el proceso que le iban a instruir por "asociación ilícita, propaganda enemiga y transmisión de noticias hacia el exterior" por el que habían solicitado una condena de uno a tres años de cárcel o una pena conjunta de hasta 14 años de prisión.

Fidel tiene dos caras"

"Fidel tiene dos caras: la internacional o la buena, y la nacional o la de la represión, el control y la expulsión de sus gentes como a mendigos. Por eso yo le digo a España y a la Unión Europea: antes de hacer acuerdos con ese régimen, de ayudarle económicamente, hay que tener en cuenta que el pueblo no recibe nada y que lo único que puede ser efectivo son las presiones, aunque no creo que Fidel cambie", señala casi como en un murmullo.

"No te queremos aquí, Rafael Solano", le dijo antes de abordar el avión de Iberia que le traería a España el mismo oficial de seguridad que había instruido su caso y que responde al pseudónimo de Aramis. Fue el último interrogatorio. Un funcionario de la Embajada de España le protegió de nuevos problemas. Pero Solano tuvo tiempo de escuchar las amenazas de Aramis contra los periodistas de su agencia y contra otros informadores independientes cubanos.

Habana Press, para la que piensa seguir trabajando desde España, tiene prohibido -como otras agencias independientes- ofrecer sus noticias en Cuba, y las vende a diversas emisoras de Miami y Puerto Rico, además de a Radio Martí, la emisora norteamericana de propaganda anticastrista que emite hacia Cuba. Solano se encuentra acogido temporalmente -"hasta que regularice su situación en España", según fuentes oficiales- por la Oficina de Derechos Humanos del Ministerio de Exteriores, y en los próximos días pedirá asilo político.

Tiene una larga lista de "profundos agradecimientos", empezando por el Rey de España y el ex secretario de Estado de Cooperación Internacional Luis Yáñez, que fue el primero en moverse para lograr su liberación. "Un mes en Villa Maristas es peor que tres en prisión", recuerda. "No me dieron ni un golpe, pero psicológicamente se sale destruido".