Nacen en Valencia los primeros bébes por esperma congelado de testículos

La nueva técnica permite ser padres a afectados de azoospermia

El pasado jueves nacieron en Valencia los primeros mellizos del mundo gestados con esperma congelado procedente del tejido testicular de su propio padre, gracias a las investigaciones de los expertos en reproducción asistida del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), que han hecho posible ya nueve embarazos con esta técnica (siete en Valencia, uno en Castellón y el otro en Murcia). Los recién nacidos, niño y niña, pesaron 2,300 y 2,480 kilos y tanto ellos como su madre se encuentran en perfecto estado de salud.

Este nacimiento tiene especial trascendencia ya que hasta 1994 se desco...

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El pasado jueves nacieron en Valencia los primeros mellizos del mundo gestados con esperma congelado procedente del tejido testicular de su propio padre, gracias a las investigaciones de los expertos en reproducción asistida del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), que han hecho posible ya nueve embarazos con esta técnica (siete en Valencia, uno en Castellón y el otro en Murcia). Los recién nacidos, niño y niña, pesaron 2,300 y 2,480 kilos y tanto ellos como su madre se encuentran en perfecto estado de salud.

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Este nacimiento tiene especial trascendencia ya que hasta 1994 se desconocía que los espermatozoides extraídos directamente del testículo -y no de la eyaculación- tenían vida y podían llegar a fecundar un óvulo, tal y como demostraron los especialistas del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) al lograr el segundo embarazo del mundo con esperma de un varón estéril.Científicos belgas y valencianos comenzaron a trabajar simultáneamente en la extracción de semen del tejido testicular, pero ha sido el equipo del IVI el que ha conseguido el primer nacimiento utilizando esperma congelado, lo que evita repetir sucesivamente la biopsia al varón estéril cada vez que hay un intento fallido de fecundación -una práctica que poco a poco va acabando con el testículo y provoca el implante de prótesis-.

Nadie hasta el momento había congelado y descongelado tejido testicular para practicar la técnica del ICSI (Inyección intracitoplasmática de espermatozoides) en la mujer. El proceso completo -desde la biopsia hasta la inyección- cuesta alrededor de 500.000 pesetas.

Afectado por una aguda azoospermia (ausencia de espermatozoides en el eyaculado), el padre de los mellizos recién nacidos se puso en manos del IVI, donde se le extrajo semen del tejido testicular para un primer intento de fecundación in vitro. En aquella ocasión fallida se emplearon 14 espermatozoides y el resto fueron congelados.

En agosto del año pasado, los médicos volvieron a intentar la fecundación con los espermatozoides congelados y fruto de aquella intervención son los niños nacidos esta semana, para alegría de la pareja, que llevaba varios años sometiéndose a tratamientos para combatir su infertilidad. El parto, para el que se practicó una cesárea, transcurrió con toda normalidad en una clínica privada de Valencia.

Ahora se sabe que el esperma tiene vida tras su descongelación, lo que significa que si la pareja deseara tener más hijos, podría recurrir a los espermatozoides que sobraron.

Según los doctores Pellicer y Remohí, esta técnica supone todo un cambio en los conceptos fisiológicos del semen, pues demuestra que estos espermatozoides que no han completado su madurez tienen capacidad para fecundar. Además, en adelante evitará que las mujeres tengan que recurrir a bancos de semen, ya que su propia pareja puede ser el padre de sus hijos.

Por el momento, este centro ha congelado el producto de cerca de 100 biopsias testiculares, de las cuales se han descongelado 23 con un índice de supervivencia del 80% (el porcentaje de embarazos ronda el 35%). Uno de los objetivos de los científicos es lograr la gestación sin riesgo de embarazo múltiple -un problema común en la inseminación artificial y en los casos de estimulación ovárica mediante medicación-.

Helados hasta su utilización

En el proceso de congelación, los espermatozoides son sometidos a una temperatura de 4 grados centígrados durante 45 minutos y después son colocados sobre hielo seco a 80 grados bajo cero. De allí pasan a nitrógeno líquido, donde son conservados a 196 grados hasta que son utilizados. El emplear volúmenes pequeños (20 microlitos) garantiza mayor éxito en la congelación y descongelación.La investigación del equipo del IVI se publicó en abril en la revista Fertility and Sterility después de hacerse pública en el XV Congreso Mundial de Fertilidad y Esterilidad, celebrado en, Montpellier, y el próximo julio será objeto de una ponencia que tendrá lugar en Maastricht y que será recogida por la revista Human Reproduction.

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