Cartas al director

De color

Hace unos días, al salir de la escuela, cogí el tren en Leganés en dirección a Madrid. Serian un poco más de las once y media de la mañana.Al poco de ponerse en marcha el tren, pasó el revisor pidiendo billetes, abonos transporte y demás; después continuó hacia la parte delantera del tren.

Mientras tanto, seguían sucediéndose las paradas, con la consiguiente subida y bajada de personas del vagón; en una de estas paradas se subieron una chica de color con su niño en una silla y otro chico también de color. Supongo que, con todos estos datos, ustedes ya se imaginarán quiénes fueron las ún...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Hace unos días, al salir de la escuela, cogí el tren en Leganés en dirección a Madrid. Serian un poco más de las once y media de la mañana.Al poco de ponerse en marcha el tren, pasó el revisor pidiendo billetes, abonos transporte y demás; después continuó hacia la parte delantera del tren.

Mientras tanto, seguían sucediéndose las paradas, con la consiguiente subida y bajada de personas del vagón; en una de estas paradas se subieron una chica de color con su niño en una silla y otro chico también de color. Supongo que, con todos estos datos, ustedes ya se imaginarán quiénes fueron las únicas personas a las que el revisor pidió el billete cuando volvió a pasar por el vagón. Por cierto, llevaban abono transporte.-

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Archivado En