Indignacion en Bruselas por la propuesta francesa de recortar poder a la Comisión

Bruselas ha encajado mal las propuestas francesas para la Conferencia Intergubernamental (CIG) que debe adaptar las instituciones comunitarias a una Unión Europea (UE) con una treintena de socios. La idea francesa de rescatar la Europa a dos velocidades encaja relativamente bien con las ideas de la Comisión, pero el segundo mensaje fuerte del presidente Jacques Chirac, reducir el peso de la Comisión y el Parlamento Europeo y dárselo al tándem Gobiernos-Parlamentos nacionales, ha creado indignación.

Poco a poco, los Quince van dejando caer sus prioridades ante la Conferencia Interguberna...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Bruselas ha encajado mal las propuestas francesas para la Conferencia Intergubernamental (CIG) que debe adaptar las instituciones comunitarias a una Unión Europea (UE) con una treintena de socios. La idea francesa de rescatar la Europa a dos velocidades encaja relativamente bien con las ideas de la Comisión, pero el segundo mensaje fuerte del presidente Jacques Chirac, reducir el peso de la Comisión y el Parlamento Europeo y dárselo al tándem Gobiernos-Parlamentos nacionales, ha creado indignación.

Poco a poco, los Quince van dejando caer sus prioridades ante la Conferencia Intergubernamental que se celebrará en Turín el proximo día 29. La Comisión Europea aprobó su dictamen a finales de febrero. El Parlamento Europeo lo hizo el miércoles. Los tres países del Benelux se pronunciaron a finales de la semana pasada. Francia y el Reino Unido han prestado esta semana su catálogo de condiciones. Otros países prefieren callar. Es el caso de España, aunque seguramente el silencio español se deba más a que el que tiene ideas, Felipe González, ya no tendrá ocasión de exponerlas, y el que tendrá que exponerlas, José María Aznar, nunca ha mostrado gran interés por la reforma de Maastricht.De las propuestas conocidas empieza a deducirse un panorama nada sorprendente: la oposición del Reino Unido a profundizar en la construcción europea, el europeísmo militante de los países pequeños partidarios de ir más allá, pero defendiendo algunos de sus privilegios actuales (especialmente en materia de ponderación de votos en el Consejo de Ministros) y, sobre todo, la confirmación de que Chirac quiere teñir su política europea de nacionalismo.

Sólo 10 comisarios

"Chirac ha llegado como si las cosas estuvieran como hace 20 años", se lamentaba un funcionario de la Comisión decepcionado por las propuestas francesas para la CIG. "Quiere convertir la Comisión Europea en una mera dirección general sometida a las órdenes del Consejo de Ministros", sostenía. Alain Juppé, él primer ministro francés, anunció que su país defenderá que la Comisión esté formada por sólo 10 comisarios, nombrados directamente por el presidente de la Comisión. Esta propuesta, acompañada de un recorte de poderes de Bruselas, supone restar importancia política a los comisarios, que hasta ahora son nombrados directamente por cada Estado miembro.La idea de reducir la Comisión no es en sí misma negativa. El comisario Marcelino Oreja es partidario de una comisión corta, aunque el documento de la Comisión sobre la CIG defiende que haya un comisario por Estado miembro al menos, en una Unión de 15 o 20 socios. "Pero retirar el carácter político de los comisarios y reducir sus poderes les convertiría en meros funcionarios al servicio del Consejo", lamentan en Bruselas.

Menos reticencias ha despertado la propuesta francesa de impulsar una Europa de varias velocidades. El dictamen de la Comisión Europea defiende que se busquen fórmulas para conseguir que la integración avance al ritmo de los países más rápidos y no al ritmo de los más lentos. La formación de un núcleo duro en torno al eje franco-alemán, sin embargo, despierta el recelo de países relativamente mal colocados en estos momentos, como Italia o España. Pero también provoca la oposición del Reino Unido, temeroso de verse forzado a unirse a políticas sin haber podido participar en su diseño.

Las prioridades del Reino Unido pasan por no convertir en comunitaria ninguna política intergubernamental, mantener el derecho al veto, reforzar el principio de subsidiaridad -que lo que se pueda decidir en Londres no se decida en Bruselas-, reducir la actividad legislativa de la Unión, reforzar el papel de los Parlamentos nacionales frente al Parlamento Europeo, mantener la política exterior a nivel intergubernamental, frenar al Tribunal de Justicia de las comunidades y aumentar el factor de. población en la ponderación del voto en el Consejo de Ministros.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En