Reportaje:

El pueblo del fin

La localidad más lejana, pequeña y abandonada de la 'sierra pobre' posee paisajes de enorme riqueza

La Hiruela no es que esté lejos, es que está en el culo del mundo, donde se da la vuelta el aire ' donde Cristo dio las tres voces. A casi 100 kilómetros de la Puerta del Sol, comunicada por carreteras que le pondrían los pelos como escarpias a Carlos Sainz, esta villa de la sierra pobre, ¡paupérrima!, tendría los días contados de no ser por los viejucos que se aferran con uñas y dientes a su terruno, por los artesanos, los ecologistas y otras gentes que no saben vivir.Porque La Hiruela tiene, entre otros defectos, el de ser la población más exigua de la Comunidad: unos 30 habita...

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La Hiruela no es que esté lejos, es que está en el culo del mundo, donde se da la vuelta el aire ' donde Cristo dio las tres voces. A casi 100 kilómetros de la Puerta del Sol, comunicada por carreteras que le pondrían los pelos como escarpias a Carlos Sainz, esta villa de la sierra pobre, ¡paupérrima!, tendría los días contados de no ser por los viejucos que se aferran con uñas y dientes a su terruno, por los artesanos, los ecologistas y otras gentes que no saben vivir.Porque La Hiruela tiene, entre otros defectos, el de ser la población más exigua de la Comunidad: unos 30 habitantes. Hace décadas que los jóvenes se largaron a las Américas de la capital, hartos de porfiar en terreno "malo, frío y lleno de peñascos, cuyas largas vetas cruzan sus cerros". Atrás dejaron la iglesia blanca y barroca de San Miguel Arcángel, la escuela vacía, los robles albares en la umbría del Salinero, las casas de piedra tosca y teja elemental y el viejo molino del Jarama, perdiéndose todo ello en el olvido como agua en el agua.

Para desandar el camino que los hijos de La Hiruela tomaron -y ¡quién sabe con cuanta desazón!-, el excursionista se acerca a Montejo de la Sierra temprano, antes de que arrecien los turistas del hayedo y de los asadores, que no se apean del 4 x 4 ni a tiros, porque piensan que el campo está lleno de cuestas y arañas. En Montejo hace acopio de pan claro y agua reciente, y después de saludar a san Pedro -que está en su alta espadaña- sale a pie por la carretera y hacia levante en demanda de aquellos cerros que han hecho de La Hiruela el último pueblo de Madrid.

A dos kilómetros largos de Montejo, y medio más allá del desvío hacia el hayedo, el caminante se despide del asfalto para ascender a mano izquierda por una rodera, entre pastos y robledales, hacia el monte Bañaderos. Los corrales de Mingo Diego -abandonados como casi todo en estas soledades, como las peñas albas de feldespato que le sobraron a la Creación- jalonan esta senda que, siempre por la máxima, pendiente, trepa hasta casi la altura del pinar. La pista que circunda este bosque de repoblación es la que ha de seguir a mano derecha el paseante para ganar en un santiamén el puerto de La Hiruela.

Raspando los 1.500 metros, el collado que definen Bañaderos y Cerro Salinero constituye un observatorio olímpico, desde el que se dominan divinamente los valles del arroyo de la Fuentecilla y. del recién nacido Jarama (hacia el este), las ondulaciones verdinegras de las comarcas de La Jara, la depresión del río Lozoya y los lejanos promontorios de La Cabrera y Peñalara (hacia poniente). La pista confluye en este paso con la carretera, pero vuelve a surgir unos cientos de metros más adelante, permitiéndole alcanzar el crestón rocoso que aflora en la ladera oriental del Bañaderos y bajar a mano derecha hacia La Hiruela -terrazas circulares, preservadas de la erosión por muros de mampostería, en las que los nativos cultivaban a diestro y siniestro anuncian la vecindad del caserío, cuyos tejados apiñados aparecen súbitamente a los pies del caminante... Se largaron los jóvenes. Hubo que cerrar la escuela. Y La Hiruela estaba condenada a la extinción, como tantos otros seres vivos de la sierra, hasta que comenzaron a regresar algunos de sus hijos, y luego llegaron escultores y los ceramistas de la calle de Albajo, y una pareja que se empeñó en abrir un bar en el colegio inútil, y los primeros huéspedes de la antigua fragua -hoy, alojamiento rural-, y los caminantes que se echan a andar de buena manana porque oyeron hablar del pueblo del fin.

Casas de 'pobre'

>Dónde. La Hiruela se halla a 98 kilómetros de Madrid. Once kilómetros antes está Montejo, punto de partida de esta excursión, que tiene acceso por la carretera de Burgos (A-1), desviándose al pasar Buitrago por la M-127 hacia Gandullas y Prádena. Continental Auto (e 314 57 55) ofrece un autobús los sábados (pero sólo de ¡da) y otro los domingos, con salida alas 8.00 y vuelta a las 18.00.Cuándo. Seis horas de marcha (unos 20 kilómetros, ida y vuelta), por camino franco (carretera, pista y roderas) y sin grandes obstáculos (puerto de La Hiruela, 1.477. metros) hacen de ésta una excursión sencilla en toda época, con independencia de los meteoros.Quién. El Centro de Recursos de Montaña, sito en Montejo de la Sierra (calle Real, 1; 869 70 59), ofrece información sobre la zona, regula el flujo de visitas al hayedo y gestiona el alquiler de casas rurales en La Hiruela y en otros pueblos de la sierra pobre.Cuánto. El autobús a Montejo cuesta 855 pesetas. Y qué más. Compra obligada son las piezas de cerámica que trabajan los artesanos de la calle de Abajo. Y una guía útil para toda la zona es La sierra norte, editada por la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad.

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