Lokua Kanza actúa en España y piensa producir a Pedro Guerra

El músico zaireño se reunió ayer en Madrid con el cantautor canario Pedro Guerra, interesado en que le produzca su nuevo disco: "Me encanta lo que hace. Es excelente", afirma Lokua Kanza. "Lo descubrí escuchando un disco que me regalaron, y me impresionó saber que a lo mejor íbamos a trabajar juntos porque si te gusta un artista lo último que imaginas es que te vaya a pedir algo". Lokua Kanza ya contribuyó a la producción, arreglos y canciones de Emotión, disco de su compatriota Papa Wemba, publicado en el sello de Peter Gabriel, Real World, y participó en el Wommat del seneg...

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El músico zaireño se reunió ayer en Madrid con el cantautor canario Pedro Guerra, interesado en que le produzca su nuevo disco: "Me encanta lo que hace. Es excelente", afirma Lokua Kanza. "Lo descubrí escuchando un disco que me regalaron, y me impresionó saber que a lo mejor íbamos a trabajar juntos porque si te gusta un artista lo último que imaginas es que te vaya a pedir algo". Lokua Kanza ya contribuyó a la producción, arreglos y canciones de Emotión, disco de su compatriota Papa Wemba, publicado en el sello de Peter Gabriel, Real World, y participó en el Wommat del senegalés Youssou N'Dour, que lo considera uno de los tres músicos africanos más interesantes aparecidos en los últimos años.

En 1993 Lokua Kanza se encerró en el estudio de grabación de un amigo en París, donde vive, y dejó grabadas unas cuantas canciones maravillosas. La escasa receptividad de las companías de discos le llevó a publicarlo por su cuenta. Y vendió miles de ejemplares gracias al boca a boca. "La ternura es muy importante para mí. Por eso intento que se transmita en mis canciones. Sin eso no se puede vivir. Pero da la sensación de que cuanto más se desarrolla una sociedad más dura se vuelve la gente. Tenemos miedo de mostrar nuestros sentimientos".

Salir de la sombra

Atrás quedaban más de diez años trabajando en la sombra para artistas como Manu Dibango o Ray Lema: "Con ellos comprendí que siempre quedan cosas por aprender y que no hay nada más hermoso que compartir algo con otros seres humanos", asegura. Convertirse en solista no fue fácil. "No lo es pasar de la parte trasera del escenario a ocupar la primera fila". La oportunidad se la dio Dibango. "Yo cantaba una canción al inicio de sus conciertos y, después, me presenté en el Olimpia de París como telonero de Angélique Kidjo, Pude comprobar que el miedo escénico existe, que no se trata de un invento. Antes pensaba que si alguien se asustaba era por falta de experiencia. ¡Que va! Cuando tuve que afrontar mi primer recital sentí ganas de desaparecer del mapa".Este zaireño de 37 años, nacido cerca de la frontera con Ruanda y Burundi, llega con un segundo disco, Wapi yo, que presenta esta noche en Madrid (Colegio Mayor San Juan Evangelista) y mañana en León (Nuevo Recreo Industrial). "El título puede traducirse por ¿Dónde estás? y guarda relación con este momento de mi vida. Sé que me va bien, pero al mismo tiempo me doy cuenta de la responsabilidad que supone. Te expones ante los demás y estás obligado a hacerlo cada vez mejor". Rechaza la idea de que un africano deba renunciar a influencias foráneas en su música: "Algunos querrían que nos quedáramos dentro de un gueto. Es como si nos dijeran: os tenéis que vestir con un taparrabos y portaros bien. Creo que es una visión colonialista de cómo debe ser un africano. Y eso es muy peligroso".

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