Elecciones 3 de marzo

Los populares quieren que el comercio con el extranjero dependa de Asuntos Exteriores

"El primer deber de un embajador español en el extranjero es crear empleo en España", afirmó en privado en su despacho Javier Solana al poco tiempo de ser nombrado titular de Asuntos Exteriores, en junio de 1992. Los socialistas no han convertido el departamento en un instrumento para apoyar la exportación de productos made in Spain, pero los populares se han apropiado de esa idea y quieren ponerla en práctica si ganan las elecciones.La idea se apunta en el programa electoral del Partido Popular, que recoge la iniciativa de reforzar el Ministerio de Exteriores teniendo en cuenta "la int...

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"El primer deber de un embajador español en el extranjero es crear empleo en España", afirmó en privado en su despacho Javier Solana al poco tiempo de ser nombrado titular de Asuntos Exteriores, en junio de 1992. Los socialistas no han convertido el departamento en un instrumento para apoyar la exportación de productos made in Spain, pero los populares se han apropiado de esa idea y quieren ponerla en práctica si ganan las elecciones.La idea se apunta en el programa electoral del Partido Popular, que recoge la iniciativa de reforzar el Ministerio de Exteriores teniendo en cuenta "la internacionalización de la economía" y el auge de "la diplomacia económica internacional".

Javier Rupérez, portavoz del PP en la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados, desarrolla la idea la Secretaría de Estado de Comercio Exterior se integrará en Asuntos Exteriores, y se fusionarán los 711 diplomáticos en activo y los 239 técnicos comerciales del Estado. Las 87 consejerías comerciales en el extranjero se mantendrán junto a las 97 embajadas.

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Sólo la Dirección General de Comercio Interior, que ahora carece prácticamente de competencias y en la que trabaja un solo técnico, permanecería adscrita a un ministerio económico: Industria o Economía. El líder del PP, José María Aznar, ha confirmado implícitamente el proyecto cuando el 22 de diciembre declaró que su Gobierno sólo tendría 14 ministerios.

El actual titular socialista de Comercio y Turismo, Javier Gómez Navarro, ya ha puesto el grito en el cielo. "La desaparición del departamento", dijo el martes pasado, "sería dramática para las empresas españolas y para la internacionalización de la economía española".

Detrás del proyecto subyace la idea de que embajadas y consulados deben ponerse crecientemente al servicio de la exportación e inversión, sobre todo en países del Tercer Mundo o en aquellos con una economía estatalizada, donde pueden ser de gran ayuda para que las empresas se abran camino.

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El segundo objetivo es unificar la cooperación, traspasando a la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional, que depende de Exteriores, los créditos blandos del Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD), que actualmente administra Comercio. Se trata, por último, de disponer de más personal para representar a España en organismos internacionales de carácter económico (Comisión Europea, OMC, agencias de la ONU).

A los técnicos comerciales la iniciativa no les seduce en absoluto. Argumentan en contra que casi ningún país europeo, excepto Suecia, ha fusionado ambos ministerios y señalan que, durante su carrera, pasan más años que los diplomáticos en España y están más insertados en el tejido económico y empresarial español. Temen, además, cobrar menos, dentro y fuera de España, al ser equiparados a los diplomáticos.

No todo son inconvenientes. Hasta ahora los técnicos comerciales no podían rebasar el rango de consejeros, pero la fusión de ambos cuerpos les permitiría llegar a embajadores.

Los diplomáticos, en cambio, brindan en su mayoría una buena acogida al proyecto, acaso porque lo consideran más una absorción que una fusión. Los jóvenes, en especial, creen que la incorporación de los técnicos acabaría de convencer a la carrera diplomática de que debe reorientar su actividad y secundar más enérgicamente a las empresas.

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