CUMBRE DE MADRID

Un nombre singular y con mucha ironía

El nombre euro ha merecido la unanimidad de los jefes de Estado o de Gobierno de los Quince, pero empieza a suscitar sonrisas, cuando no el chascarrillo, de los ciudadanos de la Unión. Euro ha sido una elección alemana.Lo que hasta ahora no se sabía es que la preferencia por este nombre puede ocultar algunas tendencias machistas. Al parecer, el nombre ecu ha sido rechazado porque en alemán es un sustantivo femenino y con una sonoridad no todo lo viril que requiere el portaestandarte de la fortaleza monetaria europea. Ecu se parecía demasiado a Kuh, vaca en alemán.

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El nombre euro ha merecido la unanimidad de los jefes de Estado o de Gobierno de los Quince, pero empieza a suscitar sonrisas, cuando no el chascarrillo, de los ciudadanos de la Unión. Euro ha sido una elección alemana.Lo que hasta ahora no se sabía es que la preferencia por este nombre puede ocultar algunas tendencias machistas. Al parecer, el nombre ecu ha sido rechazado porque en alemán es un sustantivo femenino y con una sonoridad no todo lo viril que requiere el portaestandarte de la fortaleza monetaria europea. Ecu se parecía demasiado a Kuh, vaca en alemán.

También en Holanda ha despertado suspicacias. ¿Cómo deben pronunciar los anglófonos el plural de euro? ¿Euros, como guetos, o quizá euroes, como héroes? No se acaban ahí los interrogantes. ¿Se debe escribir Euro, en mayúscula como hacen los alemanes? ¿0 quizá euro, en minúscula como todos los demás?

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Euro Babel

La prensa británica ironiza con la variada pronunciación de la palabra en las distintitas lenguas de la Unión. El euroescéptico Tímes de Londres se refiere a "euro Babel". "Un gran bullicio de gargarismos flotaba en el hangar cavernoso" del centro de prensa de la cumbre, mientras los periodistas de todo el mundo se forzaban en pronunciar euro en su propia lengua: "Oihro, eoorro, ero, evro... ¡Ése era el gran consenso!".Las mayores reticencias hacia la moneda única proceden del Reino Unido, aunque no tanto por el nombre cuanto por la pérdida de soberanía que supondría para este país, su eventual incorporación. Londres es la única capital que ya negoció en Maastricht, en diciembre de 1991, una cláusula que le permitirá decidir si entra o no en la moneda. Dinamarca lo logró poco despues, como argumento decisivo para conseguir que se ratificara la firma del Tratado de Maastricht en el segundo referendum.

Para atraer a los ciudadanos de estos dos países, los funcionarios de la Comisión. Europea ya han proporcionado una ingeniosa interpretación de las siglas EURO en, inglés: Europeán Union Remarkable-Outcome. Es decir, Destacado Éxito de la Unión Europea.

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El principal valor del cambio de nombre es que el bautizo ya es definitivo. Los Estados miembros más fervientes partidarios de la moneda única y la Comisión Europea ya están preparando campañas de publicidad para poder vender el proyecto a los ciudadanos europeos, hasta ahora más escépticos que sus gobiernos sobre las virtudes y ventajas de la moneda única europea.

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