Editorial:

El valor de un hombre

EL CAPITÁN general Manuel Gutiérrez Mellado, fallecido ayer en accidente a los 83 años de edad, era un hombre valiente. De "gran valor físico y moral", como dijo Jordi Pujol, antes de añadir: "Y muy, muy buena persona". Fue esa combinación de bondad y valor lo que hizo de él un símbolo con el que mucha gente se identificó. Seguramente pocos españoles de este siglo habrán alcanzado en vida un reconocimiento tan unánime. Su absoluta falta de pose o retórica, especialmente respecto de sí mismo, contribuyó, por contraste, a engrandecer su figura; pero también a hacer de él un personaje próximo. A...

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EL CAPITÁN general Manuel Gutiérrez Mellado, fallecido ayer en accidente a los 83 años de edad, era un hombre valiente. De "gran valor físico y moral", como dijo Jordi Pujol, antes de añadir: "Y muy, muy buena persona". Fue esa combinación de bondad y valor lo que hizo de él un símbolo con el que mucha gente se identificó. Seguramente pocos españoles de este siglo habrán alcanzado en vida un reconocimiento tan unánime. Su absoluta falta de pose o retórica, especialmente respecto de sí mismo, contribuyó, por contraste, a engrandecer su figura; pero también a hacer de él un personaje próximo. A Gutiérrez Mellado se le quería. Las sociedades necesitan símbolos con los que identificarse, y ninguno tan representativo de la dignidad y autoridad moral como el de ese hombre de aspecto frágil que el 23 de febrero de 1981 se enfrenta a un golpista armado y resiste su intento de abatirlo, o la de ese militar demócrata que el 4 de enero de 1979, en el funeral por un general asesinado por los terroristas, exige disciplina a quienes, brazo en alto, reclaman la vuelta del "Ejército al poder". La inteligencia y buen sentido con que dirigió la modernización del Ejército, determinante en su acatamiento de la Constitución y adaptación al régimen de Monarquía parlamentaria, le hacen acreedor del agradecimiento de los españoles. Así, el afecto, la admiración y el agradecimiento de sus compatriotas le acompañan en su despedida de este mundo.

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