Crítica:CANCIÓN

El exorcista

Mal sitio escogió esta vez el bufón catalán para dar rienda suelta a su rito de exorcismo de los demonios que anidan en este mundo nuestro políticamente correcto. Porque su arte es teatral, y el teatro rara vez coyunda en armonía con la puesta en escena del rock and roll. Tiene lenguajes y convenciones distintas. El teatro exige clima, atención y al público. sentado. El rock precisa situarse en un escenario escaparate y abrir la caja de los truenos de las luces y el sonido. Por ello Pla quizá no llegara con tanta claridad como en otras apariciones suyas.Por otro lado, fascinó ver...

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Mal sitio escogió esta vez el bufón catalán para dar rienda suelta a su rito de exorcismo de los demonios que anidan en este mundo nuestro políticamente correcto. Porque su arte es teatral, y el teatro rara vez coyunda en armonía con la puesta en escena del rock and roll. Tiene lenguajes y convenciones distintas. El teatro exige clima, atención y al público. sentado. El rock precisa situarse en un escenario escaparate y abrir la caja de los truenos de las luces y el sonido. Por ello Pla quizá no llegara con tanta claridad como en otras apariciones suyas.Por otro lado, fascinó ver y oír el mensaje inteligente y arriesgado de canciones como Añoro, Majestad, Sida, Pepe Botica y la ya emblemática adaptación de Walk on the wild side. Hipnotizó la visión del histrión retorcido, de peinado imposible y ambigua túnica negra, viviendo íntimamente, como parecen hacer los locos, las verdades desnudas y terribles que ya casi nadie se atreve a cantar. Ni siquiera a decir en privado. Albert Pla actúa como un prestidigitador de tabúes, haciéndolos desaparecer en escena y creando al público la convicción de que se impone el mundo real y no el hipócrita. Albert Pla apela a la calle verdadera, llena de crudeza y sabor a derrota, frente la las calles ideales con las que sueña la buena gente y que, curiosamente, sólo parecen existir en las comedias de televisión.

Albert Pla

Albert Pla, voz y guitarra; Rafael Cañizares, guitarra; Pep Bordás, saxo y teclados; Alex Permanyer, bajo, y Alex Cholbí, batería. Sala Aqualung. 2.000 pesetas. Viernes 17 de noviembre.

Quizá se echó de menos algo de riqueza musical, porque, como titulara el mismo Pla, No sólo de rumba vive el hombre. También pareció facilón versionar el Soy rebelde. Por lo demás, enhorabuena a Albert Pla por su sola existencia, como artista y por tratar de ir abriéndose camino por el lado más bestia de la vida.

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