Un periodista que quería ser presidente

Dicen que a Álvaro Gómez Hurtado, tres veces candidato a la presidencia de Colombia, le cobraron el sectarismo de su padre, Laureano Gómez, uno de los protagonistas de la época conocida como La Violencia, a finales de la década de 1940, cuando las dos colectividades que han detentado el poder, Partido Liberal y Partido Conservador, se enfrentaron en una guerra civil no declarada que dejó un reguero de 300.000 muertos, según los historiadores. Tal vez para soslayar el apellido, durante mucho tiempo, sus agesores de imagen insistieron en promocionarlo simplemente como Álvaro.Gómez Hurtado...

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Dicen que a Álvaro Gómez Hurtado, tres veces candidato a la presidencia de Colombia, le cobraron el sectarismo de su padre, Laureano Gómez, uno de los protagonistas de la época conocida como La Violencia, a finales de la década de 1940, cuando las dos colectividades que han detentado el poder, Partido Liberal y Partido Conservador, se enfrentaron en una guerra civil no declarada que dejó un reguero de 300.000 muertos, según los historiadores. Tal vez para soslayar el apellido, durante mucho tiempo, sus agesores de imagen insistieron en promocionarlo simplemente como Álvaro.Gómez Hurtado, a quien sus detractores señalaban como "un lobo con piel de oveja" y sus partidarios como "la reserva moral del país", fue derrotado en las campañas que condujeron al poder al liberal Alfonso López Michelsen (1974-78), al conservador Belisario Betancur (1982-86) y al liberal Virgilio Barco (1986-90).

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Si bien Gómez Hurtado nunca llegó al palacio de los presidentes, sí fue designado, en el periodo de 1982 a 1984, para un puesto que entonces equivalía a la vicepresidencia.

Polémico, contundente en sus afirmaciones, dibujante de reconocido talento, el líder asesinado siempre se definió como "un periodista que quería ser presidente". Empezó su oficio de periodista como corta teletipos en la sección internacional del diario El Siglo, fundado por su padre, y desde allí ascendió a la dirección y al cargo de asesor editorial que ocupó hasta ayer.

Uno de los episodios que mayor notoriedad le dio y que refleja la que fue su influencia política, es el secuestro de que fue víctima entre mayo y julio de 1988, a manos del entonces guerrillero Movimiento 19 de Abril (M-19). Durante su cautiverio fue interlocutor permanente del comandante Carlos Pizarro, a quien se afirma convenció de iniciar el proceso de paz, que en efecto condujo a que el M-19 depusiera las armas y se legalizara poco después, en 1990.

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