Crítica:ROCK: FOO FIGHTERS / BUILT TO SPILL

Larga vida a Foo Fighters

Sesenta minutos exactos de retraso hubo en este concierto. En medio de un calor que comenzaba a hacerse insufrible, saltó al escenario el cuarteto Built to Spill. Mal lo tenían, merced a su propuesta musical árida y monótona. Sin embargo, cubrieron un trecho de 40 minutos ofreciendo sus canciones, en las que pesa tanto la instrumentación de rock como la presencia de un elegante chelo. Desde luego, el ectoplasma de Velvet Underground se obstina, gracias a grupos así, en abandonar este grupo de vivos.Por fin, a las doce en punto, hizo su aparición el cuarteto liderado por el ex Nirvana Dave Groh...

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Sesenta minutos exactos de retraso hubo en este concierto. En medio de un calor que comenzaba a hacerse insufrible, saltó al escenario el cuarteto Built to Spill. Mal lo tenían, merced a su propuesta musical árida y monótona. Sin embargo, cubrieron un trecho de 40 minutos ofreciendo sus canciones, en las que pesa tanto la instrumentación de rock como la presencia de un elegante chelo. Desde luego, el ectoplasma de Velvet Underground se obstina, gracias a grupos así, en abandonar este grupo de vivos.Por fin, a las doce en punto, hizo su aparición el cuarteto liderado por el ex Nirvana Dave Grohl y el entusiasmo se desató. Desde el primer compás quedó claro que había predisposición por ambas partes para convertir la noche en digna de recuerdo. Los Foo Fighters son una formación tremendamente compacta, que aborda el rock con una intensidad fuera de lo común. Pero -importantísimo- también con una concreción meridiana.

Foo Fighters y Built to Spill

Sala Aqualung. 2.500 pesetas.Miércoles, 1 de noviembre.

Haciendo gala de gran eclecticismo, abordan ritmos distintos y las diferencias entre cada canción son notables, de modo que el aburrimiento carece de espacio para manifestarse.

Poseen buenas y enérgicas canciones, con el denominador común de esa herencia de Nirvana que, muy probablemente, es mayor de lo que Grohl quisiera. Pero el pasado es el pasado y, casi siempre, es hipocresía negarlo.

Uno a uno fueron sonando los temas de la banda entre el delirio de los asistentes, grandes conocedores de lo que iban a ver.

Por destacar, This is a coll y Alone & easy target son dos ráfagas de inmensa energía rockera, que se te instala en la espina dorsal y provocan una sacudida rítmica y armónica dignas de encomio.

Fue, sin duda, un gran concierto y supuso la entrega de llaves de la plaza española para un grupo que inicia su andadura, alejándose cada vez más del humeante cañón de la escopeta que terminó con una vida y creó un mito. Nirvana ha muerto. Larga vida a Foo Fighters.

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