Tribuna:

Decencia política

Imagino que la mayor parte de los lectores de EL PAÍS han visto la serie sobre la transición de Victoria Prego y han tenido, en consecuencia, la oportunidad de recordar cómo fue el proceso de construcción de la democracia en España. Dicha serie acaba con las elecciones de 15 de junio de 1977 y con la constitución de las Cortes Constituyentes, que a lo largo de casi 18 meses consensuarían la Constitución que sería sometida a referéndum, el 6 de diciembre de 1978.Todo el periodo, tanto el pre como el constituyente, estuvo jalonado por pactos políticos. Sin ellos no hubiera sido posible la recupe...

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Imagino que la mayor parte de los lectores de EL PAÍS han visto la serie sobre la transición de Victoria Prego y han tenido, en consecuencia, la oportunidad de recordar cómo fue el proceso de construcción de la democracia en España. Dicha serie acaba con las elecciones de 15 de junio de 1977 y con la constitución de las Cortes Constituyentes, que a lo largo de casi 18 meses consensuarían la Constitución que sería sometida a referéndum, el 6 de diciembre de 1978.Todo el periodo, tanto el pre como el constituyente, estuvo jalonado por pactos políticos. Sin ellos no hubiera sido posible la recuperación de la democracia primero y la aprobación de la Constitución después. Ahora bien, entre los pactos preconstituyentes y los constituyentes hay una diferencia. Los primeros pertenecen a la pre-historia de nuestro ordenamiento constitucional y los segundos figuran en la Constitución y tienen fuerza normativa.

Causa un cierto sonrojo tener que recordar esta obviedad. Pero las opiniones manifestadas estos días tras la devolución de los Presupuestos al Gobierno obliga a ello.

Se ha afirmado de manera rotunda que el sistema parlamentario exige en tal caso la dimisión automática del presidente o la disolución de las Cámaras, insinuándose que, de no hacerse así, se estaría actuando anticonstitucionalmente desde un punto de vista material.

Y, sin embargo, tal afirmación choca frontalmente con la decisión que adoptó expresamente el constituyente español en 1978, que optó por la técnica constitucional más favorable a la estabilidad gubernamental, la moción de censura constructiva.

Tal decisión, insisto, fue una decisión expresa. Tanto el PSOE como el PCE se opusieron a la moción de censura constructiva, que fue impuesta por UCD y AP. Manuel Fraga fue el máximo defensor de la incorporación del instituto a la Constitución, llegando a afirmar, que, aunque el Gobierno de Adolfo Suárez era tan malo que él se sentía tentado a aprobar cualquier cosa con tal de derribarlo, sin embargo la responsabilidad le obligaba a defender la inclusión de la moción de censura constructiva en la Constitución.

El constituyente quiso, pues, evitar cualquier tipo de automatismo entre una derrota parlamentaria y la dimisión del Gobierno. Ésa no era la posición de la izquierda, pero la derecha española la convirtió en norma constitucional En consecuencia, ante una situación como la que se ha producido, el Gobierno no solamente puede sino que debe analizar qué es lo mejor para la dirección política del país y adoptar la decisión que estime pertinente. Eso fue lo que quiso expresamente el constituyente español.

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Y ésa es la interpretación que ha hecho el presidente del Gobierno. La pérdida de la confianza. parlamentaria exige la convocatoria de elecciones. Pero tal decisión debe tomarse de acuerdo con las exigencias de la dirección política del país, valoradas de forma razonablemente discrecional por el propio presidente del Gobierno.

Por eso no resulta decente, ni política ni intelectualmente, que se pongan en cuestión normas jurídicas que introdujo la derecha española pensando que le iban a beneficiar, porque no ha ocurrido así. Lo que está haciendo el presidente es aplicar la Constitución tal como la quiso el constituyente. Si no se está de acuerdo, para eso está la moción de censura.

Señor Aznar, ya está bien de ventajismo, cobardía y falta de decencia política. ¿Por qué no le pregunta a Fraga qué dispone la Constitución para una situación como ésta?

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