Dos billones de gastos al año y 53.000 empleados

Ha pasado medio siglo entre la llegada a Nueva York del primer delegado de las Naciones Unidas, A. H. Feller, en busca de una sede, y la creación de una página de la ONU en el c¡berespacio. Fuera de los muros grisáceos y los despachos de burócratas del edificio levantado junto al East River en 1949, la historia y el día a día de Naciones Unidas tiene hoy una dirección electrónica sobre la que apoyar sus aspiraciones transnacionales.En hhtp://www.undp.org se puede consultar la Carta original de la ONU, firmada en San Francisco en 1945 y cuyo 500 aniversario se celebró antes del verano. Se puede...

Ha pasado medio siglo entre la llegada a Nueva York del primer delegado de las Naciones Unidas, A. H. Feller, en busca de una sede, y la creación de una página de la ONU en el c¡berespacio. Fuera de los muros grisáceos y los despachos de burócratas del edificio levantado junto al East River en 1949, la historia y el día a día de Naciones Unidas tiene hoy una dirección electrónica sobre la que apoyar sus aspiraciones transnacionales.En hhtp://www.undp.org se puede consultar la Carta original de la ONU, firmada en San Francisco en 1945 y cuyo 500 aniversario se celebró antes del verano. Se puede recuperar la historia escrita de los conflictos de Oriente Próximo, los discursos de la guerra fría y los documentos relativos a las misiones de paz. Los papeles de una historia de firmas y acuerdos, no la de los campos de trabajo ni las calles en llamas.

Igualmente se puede conocer la Declaración de Derechos Humanos, firmada en 1948; la solicitud a EE UU de detener la invasión de Corea del Sur por su vecino del Norte en 1950; los golpes de zapato de Nikita Jruschov sobre su mes de la Asamblea General en 1960, poco antes de la crisis de los misiles en Cuba; la expulsión de Suráfrica en 1974; el discurso de Fidel Castro en 1979; o la autorización del uso de la fuerza contra Irak tras la invasión de Kuwait en 1990.

185 delegados

Los 185 delegados (134 más que en 1945) celebran ahora en Nueva York ser herederos de una historia que se mide también, de forma no siempre justa, por sus crisis y por la medida en que es incapaz de estar a la altura de sus propósitos fundacionales (el famoso "Nosotros los pueblos de Naciones Unidas... unidos para un mundo mejor...").

A finales de los años cuarenta, la ONU contaba con el equivalente a 147 millones de dólares para mantener dos misiones de paz (en India y Pakistán y en Oriente Próximo). Hoy, 9.600 empleado tratan de ajustar un presupuesto de 1.300 millones de dólares (casi 160.000 millones de pesetas) a su infraestructura central en Nueva York, Ginebra y otras sedes. Pero su mando sus distintos programas y agencias, junto a las misiones de mantenimiento de la paz que están en funcionamiento, desde la del Sáhara Occidental a la de Bosnia, la ONU se gasta cada año uno 18.000 millones de dólares (unos 2,2 billones de pesetas y emplea globalmente a 53.000 personas.

Pero, inevitablemente toda reflexión sobre el pasado de las Naciones Unidas ha venido habitualmente acompañada de un cuestionamiento sobre su papel en el futuro.