Rebajas fronterizas

Los comerciantes de Hendaya toman medidas ante la reducción del consumo vasco por la depreciación de la peseta

A los comerciantes de Hendaya y otras localidades del sur de Francia no les ha sentado bien la progresiva depreciación de la peseta. Desde 1992 el poder adquisitivo de la moneda española ha disminuido en un 26% respecto al franco, y con ello, los ingresos de los pequeños y medianos comerciantes de Aquitania. Mientras la Cámara de Comercio de Bayona baraja soluciones, varios establecimientos han decidido ofrecer el franco a 22 pesetas para recuperar clientes españoles, que hasta ahora no habían conocido semejante gesto de favor de sus vecinos transfronterizos."La peseta subirá y entonces no...

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A los comerciantes de Hendaya y otras localidades del sur de Francia no les ha sentado bien la progresiva depreciación de la peseta. Desde 1992 el poder adquisitivo de la moneda española ha disminuido en un 26% respecto al franco, y con ello, los ingresos de los pequeños y medianos comerciantes de Aquitania. Mientras la Cámara de Comercio de Bayona baraja soluciones, varios establecimientos han decidido ofrecer el franco a 22 pesetas para recuperar clientes españoles, que hasta ahora no habían conocido semejante gesto de favor de sus vecinos transfronterizos."La peseta subirá y entonces nos habremos asegurado una clientela fiel de España", asegura tajante Cecile Ivaldy. Ella es la primera hostelera de Hendaya que decidió ofrecer el franco a 22 pesetas, frente a las 25 pesetas que ronda el cambio oficial. lvaldy regenta el restaurante Le Marco Polo, junto a la playa de Ondarraitz, donde una enorme paellera ocupa el puesto de honor. "Nos comentó un amigo comerciante que las ventas a españoles habían bajado muchísimo y decidimos darles un empujón para afianzar nuestro nuevo negocio", explica la hostelera. En cadena, le han seguido varios comercios cercanos desde el pasado mes de junio.

Serge Gogniat, dueño de la pizzería La Calabre, se ha adherido a la iniciativa y anunciaen un gran cartel sangría de la casa y jamón serrano por 15 francos o 325 pesetas. "Compenso las pérdidas comprando en España la comida del restaurante, porque allí es mucho más barata", asegura.

Estos comerciantes han decidido tomar las riendas ante la preocupante situación del sector servicios, que se ve doblemente afectado por la pérdida de clientes españoles y por los convecinos que prefieren cruzar la frontera y comprar más barato en Irún. El consumo total de los vascos en Aquitania alcanzó en 1992 los 17.000 millones de pesetas; en 1993, y tras tres devaluaciones de la peseta, el gasto se redujo en 6.000 millones, que han afectado principalmente a los pequeños y medianos comercios vasco-franceses. En los dos últimos años, cerca de cuarenta tiendas han cerrado en la pequeña localidad de Hendaya.

Las grandes superficies comerciales han sufrido menos la, cruz de la debilidad de Ia peseta, aunque ha pasado a la historia la inundación de clientes españoles habitual en otros tiempos. Comida, ropa y artículos deportivos siguen siendo las preferencias de los consumidores que todavía cruzan la frontera para comprar, según refleja un reciente estudio de la Escuela de Empresariales de San Sebastián, que señala también que la variedad de productos es la que impulsa la compra.

Sectores como el automóvil o la construcción se han visto afectados también por la pérdida de valor de la peseta. El mercado inmobiliario, un buen indicador económico que registró en el año 1990 una avalancha de compras de segunda residencia de españoles en el sur de Francia, acumula ahora los anuncios de venta. La Cámara de Comercio de Bayona ha planteado diversas soluciones, como la creación de una zona franca y la disminución o supresión del IVA para atraer el dinero español.

Las cuatro devaluaciones de la peseta realizadas a partir del mes de septiembre del año 92 y la apertura de fronteras han favorecido, en cambio, a las tiendas españolas, que se inundan de franceses en busca de licores, frutas y productos de charcutería, por este orden. El turrón es otro de los productos más codiciados por los vecinos transfronterizos, mientras en sentido inverso los productos lácteos siguen siendo el mayor atractivo francés para los consumidores españoles.

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