LA ERA ATÓMICA CUMPLE 50 AÑOS

"La sangre llenaba mi boca"

Éste es el testimonio de una superviviente de Hiroshima, Teako Teramae:"La bomba hizo de mí, en un instante, una inválida. Trozo s de cristal se incrustaron en mi cara y perdí el ojo izquierdo. En el momento de la explosión trabajaba en la central telefónica de Hiroshima, a 500 metros del epicentro".

"Se oyó un ruido espantoso y se hizo una oscuridad total. Yo me encontré atrapada, sin poder mover ninguna parte de mi cuerpo. El edificio empezaba a desmoronarse y un olor nauseabundo volvió el aire irrespirable. Vomité. El polvo. me entraba por los ojos y la boca".

"Entre el estrép...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Éste es el testimonio de una superviviente de Hiroshima, Teako Teramae:"La bomba hizo de mí, en un instante, una inválida. Trozo s de cristal se incrustaron en mi cara y perdí el ojo izquierdo. En el momento de la explosión trabajaba en la central telefónica de Hiroshima, a 500 metros del epicentro".

"Se oyó un ruido espantoso y se hizo una oscuridad total. Yo me encontré atrapada, sin poder mover ninguna parte de mi cuerpo. El edificio empezaba a desmoronarse y un olor nauseabundo volvió el aire irrespirable. Vomité. El polvo. me entraba por los ojos y la boca".

"Entre el estrépito creciente de los escombros que caían se oían gritos de socorro: 'Mamá, ¡ayúdamel ¡Ayúdame, estoy herida!'. Noté algo viscoso en la boca. Después me di cuenta ole que toda mi ropa estaba mojada, Hoy sé que la sangre de mis heridas llenaba mi ropa y había penetrado en mi boca. Luché encarnizadamente por salir de donde estaba, y finalmente, a tientas, conseguí alcanzar la escalera. Allí encontré una multitud de cadáveres entremezclados. La gente vagaba, con la piel quemada, hecha jirones. Algunos se, tiraron al río".

Más información

"Fue entonces cuando mi cara empezó a hincharse. Al poco tiempo no pude ver nada. Me invadió el terror. Después llegó mi profesora y sentí una inmensa tranquilidad. Me condujo a un puesto de socorro. El trayecto fue terrible, plagado de escenas infernales, y gritos de '¡Socorro, mamá!; '¡me duele!';'¡agua!".

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En