EL DEBATE DE LAS ESCUCHAS

CiU exige al Gobierno "un horizonte y un calendario"

Hace sólo una semana, los nacionalistas catalanes hicieron las maletas como para irse, pero ayer se comportaron como los que están dispuestos a quedarse. Aunque sea sin deshacer las maletas. Joaquim Molins, el portavoz de Convergència i Unió (ClU), dejó bien claro dónde está el punto para cruzar o no el umbral de la puerta: la negociación de, los Presupuestos Generales del Estado para 1996 y la determinación o no de Felipe González para hacer cumplir a sus ministros las directrices para el buen entendimiento con Jordi Pujol. Molins exigió a González que aclare cual es "su horizonte y su calend...

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Hace sólo una semana, los nacionalistas catalanes hicieron las maletas como para irse, pero ayer se comportaron como los que están dispuestos a quedarse. Aunque sea sin deshacer las maletas. Joaquim Molins, el portavoz de Convergència i Unió (ClU), dejó bien claro dónde está el punto para cruzar o no el umbral de la puerta: la negociación de, los Presupuestos Generales del Estado para 1996 y la determinación o no de Felipe González para hacer cumplir a sus ministros las directrices para el buen entendimiento con Jordi Pujol. Molins exigió a González que aclare cual es "su horizonte y su calendario". "Esperamos su respuesta y su compromiso", agregó.El representante de CiU en el Congreso dejó bien claro que el Gobierno debe asumir con todas las consecuencias, sin ambages ni dilaciones, sus compromisos con el nacionalismo catalán. "Gobernar", resaltó Molins, "es llevar a la práctica una de entre varias opciones posibles, escogiendo entre ellas las que más convienen al conjunto de los ciudadanos". Y, además, le exhortó a González, "eso implica transmitir seguridad, confianza e incluso ilusión".

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Hace una semana, Josep López de Lerma alzó la voz en el debate con Narcís Serra para exclamar: "¡Así no podemos seguir!". Ayer, Molins empleó las mismas palabras pero con una entonación descendente. Ya no era la de quien advertía del riesgo de una ruptura casi inevitable. Era la de quien pormenorizaba las soluciones para evitar la ruptura. Molins constató que "la brújula no alcanza hoy a marcar el rumbo de la acción de Gobierno". Pero le recordó, en lo que más bien parecía una conminación, que gobernar implica evitar la desconexión y las contradicciones reiteradas entre los ministros.

Molins hizo un nítido elogio de la modernización llevada a cabo por Serra en las Fuerzas Armadas, pero resaltó que eso no perdona su negligencia -"la negligencia del centinela que se durmió-, por lo que su cese era imprescindible. Pero no es suficiente. Porque las irregularidades cometidas han provocado una grave crisis de confianza en el Gobierno.

Llegado a ese punto, CiU tenía que escoger. Y, después de la entrevista del pasado sábado de Pujol con González, escogió el camino de permitir que el Gobierno continúe su andadura. Eso sí, exigió a González que explique qué pretende hacer, adónde quiere llevar al país y de qué manera aspira a conseguirlo. "Usted debe garantizar con los hechos algo tan simple como es tener confianza en sí mismo y esperanza en su futuro". Y eso debe hacerlo, le indicó, en su, comparecencia parlamentaria del próximo martes para señalar los objetivos de la presidencia española de la Unión Europea y en la elaboración de los Presupuestos para 1996.

El Partido Nacionalista Vasco (PNV), sin señalar tan claramente cuál es el punto de no retorno, concedió asimismo al Gobierno una nueva oportunidad a cambio de que haga frente a la nula credibilidad política que sufre. Un Gobierno que, según Iñaki Anasagasti, debía ya de haber sido remodelado. Porque se trata, dijo, de un Gabinete sin impulso, sin capacidad de reacción, sin ideas-fuerza y sin liderazgo político.

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Anasagasti se distanció de quienes practican, dijo, el canibalismo político, y de quienes creen que ésta es la crisis más grave en la actuación de los servicios de información, porque a juicio del PNV más grave fue la actuación de los GAL. Pero, a la vez, se sumó a la recriminación por haber ejercido un escaso control sobre el Cesid y haber transigido con la permanencia de residuos franquistas en el servicio secreto. Vehementemente, Anasagasti pidió que el nuevo director del Cesid sea un civil y no un militar.

Además, el portavoz vasco advirtió a González que no puede atenerse a los resultados de los servicios secretos y desentenderse de los medios que han utilizado, porque ese principio tendría gravísimas consecuencias de ser aplicado en la lucha antiterrorista.

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