Cartas al director

El dios socialista

El compañero de Marx, Engels, se reía de aquel socialista, español que decía que Dios era un truco inventado para su seguridad por los ricos, "pero que todo buen socialista debía venerar a la Virgen María". (Si Engels hubiera conocido a Freud, la contradicción le habría parecido más trágica que cómica). Hoy día muchos socialistas españoles han superado esa contradicción, instaurando el culto a un dios socialista encarnado, como en su lenguaje coloquial trascenció le denominaba, por ejemplo, Benegas: Felipe González. Este dios socialista, en efecto, les ha sacado de la nada, que son, les...

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El compañero de Marx, Engels, se reía de aquel socialista, español que decía que Dios era un truco inventado para su seguridad por los ricos, "pero que todo buen socialista debía venerar a la Virgen María". (Si Engels hubiera conocido a Freud, la contradicción le habría parecido más trágica que cómica). Hoy día muchos socialistas españoles han superado esa contradicción, instaurando el culto a un dios socialista encarnado, como en su lenguaje coloquial trascenció le denominaba, por ejemplo, Benegas: Felipe González. Este dios socialista, en efecto, les ha sacado de la nada, que son, les ha dado poder y riqueza. Por eso, "aunque me mate, creeré en él". Nada más patético que la adhesión inquebrantable a su caudillo divinizado por parte de esa patulea de siervos. A pesar de la cada vez mayor decadencia de su partido por las enormes equivocaciones, corrupciones y traiciones impulsadas o permitidas por su dios, han inclinado individual y colectivamente la cerviz ante él incapaces de pedirle cuentas, como reclamaría su dignidad personal y su responsabilidad social-

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