Final feliz

En la recta final del Festival Big Cat, tres bandas norteamericanas dispusieron de cuatro horas para dar un paseo generoso por sus composiciones. A las nueve de la noche Shudder To Think, cuarteto de Washington DC, comenzó una actuación que fue el fracaso de unas pretensiones demasiado elevadas y poco claras. Tras ellos Regaba uno de los reyes del extenso cartel, los neoyorquinos Mercury Rev., ahora sin su vocalista David Baker, que abandonó la banda. El cuarteto resume en su música el plasticismo de una estética musical que se acerca al género de la ciencia-ficción cinematográfica y literaria...

En la recta final del Festival Big Cat, tres bandas norteamericanas dispusieron de cuatro horas para dar un paseo generoso por sus composiciones. A las nueve de la noche Shudder To Think, cuarteto de Washington DC, comenzó una actuación que fue el fracaso de unas pretensiones demasiado elevadas y poco claras. Tras ellos Regaba uno de los reyes del extenso cartel, los neoyorquinos Mercury Rev., ahora sin su vocalista David Baker, que abandonó la banda. El cuarteto resume en su música el plasticismo de una estética musical que se acerca al género de la ciencia-ficción cinematográfica y literaria, todo ello a partir de un rock y un pop que se transforma a través de sonidos manipulados por efectos y detalles rebuscados en el cajón de la tecnología.Pero fue Pavement, sin duda y' por méritos propios, quien mejor aprovechó su directo; una banda Clave para la innovación del rock clásico sin salirse apenas de sus parámetros más marcados. El sexteto utiliza, compone y descompone con una maestría absoluta: sus formas básicas rememoran a veces, aunque lejanamente, a bandas norteamericanas esenciales para entender el rock. Pavement actualiza de forma soberbia.