Editorial:

En la encrucijada

EL PARO registrado en mayo disminuyó en casi 40.000 personas y los precios se mantuvieron estables. No son malos registros: confirman la continuidad de la recuperación y la tendencia de los precios a moderarse tras las fuertes subidas de los primeros meses del año. Pero tampoco son datos que despejen de inquietudes el panorama. La disminución del desempleo fue muy inferior a la de mayo de 1994, pese a que la tasa de crecimiento era entonces mucho más baja. Y la instalación, en vísperas del verano, en índices de inflación superiores al 5% hace temer que será difícil bajar de ese porcenta...

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EL PARO registrado en mayo disminuyó en casi 40.000 personas y los precios se mantuvieron estables. No son malos registros: confirman la continuidad de la recuperación y la tendencia de los precios a moderarse tras las fuertes subidas de los primeros meses del año. Pero tampoco son datos que despejen de inquietudes el panorama. La disminución del desempleo fue muy inferior a la de mayo de 1994, pese a que la tasa de crecimiento era entonces mucho más baja. Y la instalación, en vísperas del verano, en índices de inflación superiores al 5% hace temer que será difícil bajar de ese porcentaje a fin de año. Ése es, en todo caso, el pronóstico de la Comisión Europea, que prevé un 4,9% en diciembre: siete décimas por encima del registro de 1994 y 1,4 puntos más que las previsiones del Gobierno para este año.El crecimiento del empleo es moderado para un mes como mayo, pero el carácter uniforme del mismo en todos los sectores es una garantía de mantenimiento de la tendencia y permite abrigar la esperanza de una reducción del paro en unas 250.000 personas durante el año. Con un crecimiento de la economía en torno al 3%, España es el país europeo en el que el paro está disminuyendo más rápidamente. Es cierto que la tasa de paro sigue doblando la media europea, pero al menos marca una tendencia positiva.

La inflación sigue siendo la principal amenaza.

No porque el dato de mayo haya sido malo -mejoró en una décima el registro de ese mes en 1994-, sino porque la contención es debida a que el descenso en alimentos frescos y energía, los elementos más volátiles del índice, han compensado las subidas en los otros componentes. Especialmente preocupante es la subida de los precios industriales, que, tras mantener una tendencia moderada hasta hace un año, constituyen ahora la principal amenaza. El índice general de precios industriales (IPRI) subió tres décimas en abril, situando la tasa de aumento interanual en el 7,4%. También se confirma la resistencia de los precios de los servicios a bajar significativamente. La tasa interanual del 5,5% es especialmente inquietante por producirse antes del inicio de la temporada estival, siempre inflacionista en este capítulo.

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Los datos parecen indicar que el efecto de la subida del IVA e impuestos especiales ha sido más persistente de lo previsto. Por otra parte, la devaluación de la peseta encareció las importaciones de los alimentos en un momento en que, por efecto de la sequía, fue necesario aumentarlas. El resultado es qué el diferencial de inflación con los países más estables de la UE es ya de 3,5 puntos, el doble de lo admitido en el Plan de Convergencia y superior en seis décimas a la distancia de 2,9 puntos registrada en julio del pasado año. Si esa tendencia se mantiene no son descártables nuevos endurecimientos de la política monetaria, lo que a su vez comprometería la duración de la fase de crecimiento. La economía española se encuentra, pues, en una encrucijada. O sea: como casi siempre.

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