"Una mujer con enormes ganas de vivir"

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"Una mujer maravillosa, muy sensible, muy activa y con enormes ganas de vivir". Así definió ayer a Mercedes Navarro Rodríguez un buen amigo suyo que, al igual que muchos otros, disfrutaba en contados momentos de la presencia de esta pedagoga de 37 años, licenciada en Filosofia y Letras y funcionaria del Gobierno de Navarra en excedencia desde hacía tres años, cuando decidió cambiar la tranquilidad de una oficina por la ajetreada vida de los programas de cooperación internacional.La familia de Mercedes estaba ayer muy afectada por su trágica muerte. Su madre, catalana de origen, dos veces viuda y con la que la joven vivía cuando recalaba en Pamplona, permanecía en su domicilio rodeada de sus hijos José Marí, José Manuel y Nuria.

La fuerte sensibilidad social y la conciencia de que había un profundo sur al que ayudar llevaron a Mercedes a colaborar con varias organizaciones no guberna mentales en diversos trabajos de campo en países como Guinea Ecuatorial, Brasil o México. El programa de Mostar era el primero en el que colaboraba con Médicos del Mundo, como administradora.

"No paraba", aseguran quienes la conocieron. "Le gustaba viajar, leer mucho y relacionarse con la gente más sencilla".