El análisis de los químicos determina que la 'muralla' es del siglo XVIII

La muralla cristiana de Madrid no atraviesa el subsuelo de la plaza de Oriente. Los análisis efectuados por el laboratorio de datación y radioquímica de la Universidad Autónoma demuestran que los muros que la Comunidad de Madrid señalaba como tramos de la muralla medieval de Madrid son sólo una paredes construidas a principios del siglo XVIII. Los arqueólogos que trabajan en las excavaciones consideran que los análisis son "definitivos".Tres doctores en química y dos profesores de la Universidad Autónoma han efectuado sobre los materiales que forman los polémicos muros una prueba llamad...

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La muralla cristiana de Madrid no atraviesa el subsuelo de la plaza de Oriente. Los análisis efectuados por el laboratorio de datación y radioquímica de la Universidad Autónoma demuestran que los muros que la Comunidad de Madrid señalaba como tramos de la muralla medieval de Madrid son sólo una paredes construidas a principios del siglo XVIII. Los arqueólogos que trabajan en las excavaciones consideran que los análisis son "definitivos".Tres doctores en química y dos profesores de la Universidad Autónoma han efectuado sobre los materiales que forman los polémicos muros una prueba llamada de termoluminiscencia. Este análisis consiste en contar la cantidad de radiaciones que encierran los materiales inorgánicos con los que fue construido el murallón.

Tomás Calderón, director del laboratorio universitario, recuerda que la prueba de termoluminiscencia se fundamenta en el siguiente principio: "Los materiales inorgánicos [arcilla, tierras], cuando son cocidos para fabricar ladrillos o cerámicas, pierden totalmente su radiactividad primigenia. La información geológica que encierran los ladrillos desaparece. Cuando el alfarero los saca del horno, empiezan nuevamente a acumular radiactividad solar y ambiental. Si siglos después medimos la radiactividad que encierran, podemos saber exactamente cuándo fueron cocidos. La prueba tiene un error máximo del 5% al 10%. Por tanto, el muro que hemos analizado es de finales del siglo XVII o principios del XVIII", remacha Calderón.

Esther Andreu, codirectora de las excavaciones arqueológicas de la plaza de Oriente, considera que "los resultados de la prueba de termoluminiscencia cierran definitivamente la polémica sobre el dichoso muro". Y añade: "Ya no existe ninguna duda. Lo que la Comunidad señalaba como la muralla medieval es sólo un lateral de la Casa del Tesoro [dependencias del Palacio Real que estaban destinadas a los criados y administradores]. Estos análisis nos obligan a replantearnos el trazado de esta muralla cristiana de Madrid. Pensábamos que cruzaba la plaza", reconoce.

Los arqueólogos barajan ahora dos posibilidades: o bien la muralla, si estaba en la plaza de Oriente, fue desmontada pieza a pieza para levantar otras construcciones, o bien se encuentra bajo las cercanas calles Mayor y de Requena.

Manuel Retuerce, codirector de las excavaciones y arqueólogo que descubrió a principios de los años ochenta la muralla musulmana de la cuesta de la Vega, considera más probable la segunda posibilidad. "Lo lógico es que se encuentre más hacia el sur [calle Mayor]. Si hubiese sido desmontada o derribada hace siglos habríamos encontrado algún resto de ella".

Retuerce continúa: "Para nosotros habría sido mejor haberla encontrado en estas excavaciones, pero la verdad es la verdad. La muralla cristiana no está aquí, aunque teníamos grandes esperanzas".

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El perímetro amurallado parece mas pequeño de lo que se creía hasta ahora

Las pruebas efectuadas por la Universidad Autónoma han dejado clara una cosa: la muralla cristiana de Madrid no cortaba la plaza de Oriente. "Esto significa que la llamada tesis del Teatro Real era falsa", dice el director de excavaciones.Retuerce se refiere a que hasta ahora los arqueólogos pensaban que un pedazo de grueso muro encontrado en el siglo XIX -cuando se construyó el Teatro Real-, y que estaba en línea con lo ahora desenterrado, era también un tramo de la muralla cristiana.

"La Comunidad mantenía", comenta Retuerce, "que los tramos encontrados ahora en la plaza y los del teatro eran parte de la misma fortificación medieval. Y que, por tanto, lo desenterrado por nosotros (unos 20 metros de grueso murallón frente al teatro y otros cinco frente al Palacio Real) también eran tramos de la muralla cristiana. Ahora podemos decir con certeza que todos los lienzos son paredes exteriores de la Casa del Tesoro".

El mes pasado, Jaime Lissavetzky, consejero de Educación, sorprendió a los diputados regionales con el anuncio de que los arqueólogos se habían topado, al parecer, con la muralla cristiana. Los arqueólogos de la Comunidad le habían comunicado que los restos encontrados eran muros medievales adosados a la Casa del Tesoro y en línea con el tramo del Teatro Real. En ese momento empezó una dura polémica con el Ayuntamiento (institución que, según estos análisis, ha tenido razón).

El muro hallado bajo el teatro fue destruido en 1820 para levantar el edificio. "Posiblemente el contratista afirmó que era un trozo de la. muralla para realzar su trabajo y cobrar más por las obras", comentan los arqueólogos. "Sin otro tipo de comprobaciones, la afirmación del contratista se dio como buena durante casi dos siglos".

Nuevo perímetro cristiano

Esther Andreu continúa: "Si la muralla no está en la plaza de Oriente, tal y como demuestran los análisis, tiene que encontrarse en las cercanías de la calle Mayor. Por tanto, el perímetro amurallado cristiano era diferente [más pequeño] del que hasta ahora se creía". Los expertos no tienen previsto levantar esta parte de la calzada, ya que el Ayuntamiento no efectuará aquí obras.

Los arqueólogos, a pesar de no haber encontrado la muralla, se muestran contentos con los hallazgos efectuados. "Estas excavaciones [que finalizarán el próximo día 31 ] nos han aportado importantes datos sobre la forma de vida y el medio ambiente que disfrutaron los madrileños entre los siglos IX y XVIII", añade Retuerce.

Las excavaciones arqueológicas comenzaron en octubre, y eran necesarias para lograr el permiso que la Comunidad de Madrid tiene que firmar antes de que comiencen las obras de reforma de la plaza (se construirán un gran aparcamiento y un túnel). Por tanto, el análisis químico conocido ayer por EL PAÍS derriba el principal impedimento que podía oponerse al proyecto municipal.

Durante las excavaciones se han encontrado objetos de diversas épocas: quinqués musulmanes, monedas de los reinados de los Austrias y Borbones Il y los restos de la desaparecida Casa del Tesoro. Todos se pueden contemplar en una exposición levantada por el Ayuntamiento en la plaza.

Pero las investigaciones efectuadas en la plaza de Oriente no son sólo arqueológicas. "De hecho, ya podemos avanzar que entre las cosas encontradas en las excavaciones hay pipas de melón de la época omeya. Esto, que puede parecer un dato baladí, significa que los musulmanes introdujeron este tipo de fruta en Madrid", recalca Jorge Maier Allende, arqueobotánico.

Maier considera importante este descubrimiento: "Gracias al análisis de las granos y pólenes podemos reconstruir perfectamente el ambiente y las características socio-económicas que, rodearon Madrid durante siglos. Y eso no tiene precio".

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