Un organismo que evalúe y vigile las emisiones

Estados Unidos, al igual que el resto de los países industrializados, parece que mira para otro lado mientras empieza la Conferencia de Berlín, de la que no se espera ningún resultado espectacular, pero eso no quiere decir que renuncie al liderazgo en un tema que va a permanecer en la agenda mundial durante decenios. Lo que pretende es ir conformando el convenio de forma que permita implicar a todos los países -desarrollados y no desarrollados- en las medidas para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero mientras da un gran empujón a la investigación para conocer cómo funciona la a...

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Estados Unidos, al igual que el resto de los países industrializados, parece que mira para otro lado mientras empieza la Conferencia de Berlín, de la que no se espera ningún resultado espectacular, pero eso no quiere decir que renuncie al liderazgo en un tema que va a permanecer en la agenda mundial durante decenios. Lo que pretende es ir conformando el convenio de forma que permita implicar a todos los países -desarrollados y no desarrollados- en las medidas para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero mientras da un gran empujón a la investigación para conocer cómo funciona la atmósfera y cómo reacciona ante la inyección de grandes cantidades de dióxido de carbono y otros gases.Los países desarrollados piensan proponer en 1997 la negociación de un protocolo que establezca los objetivos y el calendario de limitación de emisiones para el siglo que viene. Para entonces esperan saber mucho mejor cuál es el ciclo del carbono en la atmósfera y dónde va la gigatonelada que anualmente les viene faltando a los científicos cuando hacen el balance de este gas, producido en su mayor parte por la quema de combustibles fósiles.

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Flujos netos

Para empezar, Estados Unidos va a pedir el establecimiento de un organismo intemacional que sea el que unifique los criterios de estimación de los flujos de dióxido de carbono y otros gases según las emisiones y los cambios en el uso de la tierra en cada país. El tratado establece que cada país evaluará sus flujos netos (emisiones menos sumideros, como los que representan los bosques) y presentará los resultados y las acciones a tomar, pero Estados Unidos no va a aceptar estas evaluaciones sin control externo: "Nuestra experiencia es que los países necesitan mucha ayuda en este campo y lo primero que hay que hacer es desarrollar la metodología y hacerla aceptable internacionalmente" señala Lowell Smith, del Programa Cambio Climático de. la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) de EE UU.

"Necesitamos unas estructuras que proporcionen el marco para futuras negociaciones y revisen los datos de los países" añade Paul Stolpman, encargado de los programas atmosféricos en la misma agencia. Stolpman recuerda: "Vamos a estar en esto durante mucho tiempo y necesitamos una base, no anuncios espectaculares". Respecto a la posibilidad de que Estados Unidos cumpla lo recomendado en el tratado sobre limitación de emisiones para el año 2000 a los niveles de 1990, Stolpman afirma que es demasiado pronto para saberlo.

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