Diez ciudadanos indios denuncian que una clínica privada les extirpó un riñón

Mil aldeanos fueron engañados por médicos que están detenidos

Como miles de aldeanos tamiles pobres, Kurnaresan Velu, de 29 años, se sintió atraído por Bangalore, la floreciente capital india de la informática, donde se pueden ganar unas 400 pesetas diarias, en trabajos de construcción. Para ir tirando hasta que encontrara trabajo, accedió a vender su sangre. A Velu le llevaron a Yellamma Dasappa, una clínica privada, y, tras ser ingresado, le anestesiaron. Cuando le dieron de alta, ocho días después, tenía una cicatriz de 25 centímetros en el costado. Posteriormente averiguó que le faltaba el riñón izquierdo. En el plazo de días, otras nuevas víctimas c...

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Como miles de aldeanos tamiles pobres, Kurnaresan Velu, de 29 años, se sintió atraído por Bangalore, la floreciente capital india de la informática, donde se pueden ganar unas 400 pesetas diarias, en trabajos de construcción. Para ir tirando hasta que encontrara trabajo, accedió a vender su sangre. A Velu le llevaron a Yellamma Dasappa, una clínica privada, y, tras ser ingresado, le anestesiaron. Cuando le dieron de alta, ocho días después, tenía una cicatriz de 25 centímetros en el costado. Posteriormente averiguó que le faltaba el riñón izquierdo. En el plazo de días, otras nuevas víctimas contaron una historia similar a la policía.Las informaciones sobre tráfico clandestino de órganos humanos circulan en la India desde hace años, pero hasta ahora no se habían presentado acusaciones de robo directo a personas vivas. Cuando la historia de Velu llegó a los periódicos, las autoridades actuaron. En Nueva Delhi se aprobó por fin la aplicación de una norma nacional, pendiente desde hace tiempo, para prohibir la venta de órganos.

En Bangalore, mientras tanto, la policía ha detenido al doctor K. S. Siddaraj, jefe de nefrología del Hospital Estatal Victoria. Se le acusó de haber enviado a sus pacientes más pobres a clínicas privadas de la ciudad como posibles donantes de órganos y de recibir una comisión del 15% por cada trasplante realizado a resultas de sus gestiones.

1,4 millones por trasplante

También ha sido detenido un médico de cabecera, el doctor Syed Audil Ahmed, y dos supuestos intermediarios. Se les acusa de haber inducido o engañado a unos 1.000 aldeanos pobres para donar riñones a receptores de India, Singapur, Malaisia y Arabia Saudí, quienes pagaron hasta 10.000 dólares (aproximadamente 1,4 millones de pesetas) por trasplante.

Los donantes voluntarios recibían entre 70.000 y 140.000 pesetas. Velu, que no se había ofrecido voluntariamente, afirma que Ahmed le ofreció 20.000 pesetas en un intento de comprar su silencio. Velu dice: "Soy pobre e ignorante, pero estoy empeñado en lograr que otras personas no sean engañadas de este modo".

Siddaraj, que negó toda implicación en los trasplantes, fue puesto en libertad bajo fianza. Los otros sospechosos, todavía detenidos, afirman que sus actos fueron legales, puesto que los aldeanos habían accedido a vender los riñones. La semana pasada, en una comisaría de Bangalore, Ahmed afirmó que su papel consistía en encontrar receptores en Arabia Saudí. Declaró: "Pensaba que estaba haciendo un servicio a pacientes de riñón y que el Gobierno obtenía divisas. Pensaba pedir una desgravación en el impuesto sobre la renta".

A lo largo de los últimos 15 años, la India se ha convertido en la mayor reserva mundial de donantes vivos de riñón. En los anos ochenta, el tráfico tenía su centro en Bombay, pero después de una operación en contra del mismo se extendió a otras zonas, en concreto a un barrio periférico de Madrás llamado Villivakkam y conocido popularmente como Riñónvakkam. Varios miles de personas que viven en la miseria más absoluta en Villivakkcam vendieron sus riñones.

Según el reverendo Gerard Nelliyotukonam, de la Sociedad de Servicios Sociales Don Bosco, cientos de habitantes de Villivakkam sufren dolor abdominal, debilidad y mala salud general como resultado de las operaciones. "Es terrible", afirma, "que tengan que vender partes de su cuerpo en su lucha por la vida. La mayoría malgasta el dinero en bebida y productos de mala calidad, y pronto vuelven a estar al borde de la miseria".

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